El Gobierno chileno levantó hoy la suspensión del uso por parte de la policía de gases lacrimógenos para disolver protestas, tras llegar a la conclusión de que no tienen efectos abortivos ni generan problemas para la salud de las personas.
«Hoy día puedo informar que efectuados los estudios comprometidos, los gases lacrimógenos utilizados por Carabineros en las concentraciones no tienen efectos abortivos ni causan problemas para la salud», dijo el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, en una comparecencia en el Palacio de la Moneda.
«En consecuencia, perfectamente pueden y deben ser utilizados para resguardar el orden público frente a disturbios y manifestaciones violentas», agregó el ministro, que el martes pasado anunció la suspensión del uso de ese tipo de gases.
La decisión del Gobierno se produce pocas horas antes de una manifestación convocada para protestar contra la construcción de cinco represas en la Patagonia y en la víspera de que el presidente Sebastián Piñera rinda su cuenta pública ante el Congreso, en un acto que suele ir acompañado de violentos disturbios en los alrededores de la sede legislativa, en Valparaíso.
Hinzpeter sostuvo que los gases lacrimógenos que emplea Carabineros (policía militarizada) son los mismos que usan «prácticamente todas las policías del mundo».
Aseguró que el Gobierno tomó la decisión de autorizar nuevamente el uso de gases tras conocer los resultados de estudios encargados a varias instituciones, como el Ministerio de Salud chileno y la Federación de Científicos de Estados Unidos.
Además, el Gobierno pedirá a la compañía que produce los gases un certificado que acredite que «en su utilización por más de 60 años continuos no se han producido efectos abortivos ni daños para la salud», dijo Hinzpeter.
El ministro anunció el pasado martes la suspensión del uso de gases lacrimógenos para disolver protestas, en medio del debate sobre su presunto efecto abortivo y por su empleo en las multitudinarias manifestaciones de estudiantes y ecologistas de los últimos días.
Carabineros suele recurrir al uso tanto de bombas lacrimógenas como de gases disparados por carros para disolver a los manifestantes en las protestas.