Pakistán extremó hoy las medidas de seguridad ante la posibilidad de atentados como represalia por la muerte de Osama Bin Laden, tras reivindicar su papel en la operación que acabó con la vida del líder de Al Qaeda.
Fuentes policiales de los principales núcleos urbanos de Pakistán confirmaron que las fuerzas de seguridad se han declarado en estado de «alerta» ante la posibilidad de que se conviertan en una diana para los grupos integristas islámicos.
«Se ha declarado una alerta temporal», aseguró una fuente policial de la oriental Lahore, mientras que en la sureña Karachi, el grado de alerta es «máxima» en varios barrios, al igual que en toda Islamabad, donde el conocido como enclave diplomático cuenta con un despliegue adicional de fuerzas de seguridad.
Las extraordinarias medidas de seguridad se producen después de que en Quetta, capital de la provincia de Baluchistán, unas 800 personas se manifestaran ayer contra la muerte de Bin Laden, en lo que supuso la primera demostración de rechazo popular a la operación militar norteamericana que costó la vida al líder de Al Qaeda en la ciudad de Abbottabad, cercana a la capital paquistaní.
EEUU, por su parte, anunció en un comunicado el cierre «hasta nueva orden» de su embajada y representaciones en Pakistán, aunque el portavoz de la legación diplomática, Alberto Rodríguez, matizó que algunas oficinas consulares permanecen abiertas.
Distintas fuentes de la ONU constataron que los funcionarios extranjeros han recibido órdenes para restringir sus movimientos, más o menos estrictas según las agencias de Naciones Unidas en las que desempeñen su trabajo.