El presidente Rafael Correa afirma en una entrevista que publica hoy el diario británico Financial Times que la «fase destructiva» de la revolución emprendida por su gobierno contra el antiguo orden se ha superado.
«Esto es una revolución y una revolución es primero un proceso de destrucción. Tuvimos que destruir el viejo país con sus instituciones pensadas para unos pocos», dice Correa, que asegura que «se ha superado la primera fase de destrucción» y de «caos constructivo» para lograr una sociedad nueva.
El mandatario ecuatoriano habla en la entrevista del fallido golpe de Estado y señala que «todos perdimos el 30 de septiembre, la imagen del país, la imagen de los propios policías y especialmente las cinco familias que perdieron a sus seres queridos».
Recuerda «la brutalidad y el salvajismo» de quienes le atacaron: «lanzaron gases lacrimógenos contra mí, el presidente. Intentaron quitarme la máscara de gas. Me estaba ahogando. Me pusieron 25 puntos en la rodilla, porque me habían operado un día antes».
«Intentaron romperme la pierna y uno de mis asesores se llevó los golpes que iban destinados a mi», relata el presidente.
Preguntado sobre la supuesta implicación de grupos derechistas de Estados Unidos en la intentona golpista, dice que no hay pruebas.
«No tenemos pruebas claras, pero estamos investigando. Confío plenamente en el presidente (estadounidense, Barack) Obama no tiene nada que ver con esto. Esos grupos también están en contra del presidente Obama», declara Correa.
Sobre la renegociación de los contratos con las empresas petroleras que explotan el crudo ecuatoriano, asegura que «están progresando bien», pese a la amenaza de que si no hay un acuerdo antes de diciembre los acuerdos serán cancelados.
«Ese no es nuestro deseo, pero las compañías tienen que entender que deberían estar gobernadas por las reglas del juego que establece el país», argumenta el mandatario ecuatoriano.