Casi dos horas permanecieron en posición firmes y bajo un intenso sol en el parque Bicentenario, en el norte de Quito. Sus familias los observaban cómodamente sentadas debajo de unas carpas blancas.
Los 1.171 policías -977 hombres y 194 mujeres- concluyeron su preparación física y académica. Ahora reforzarán la seguridad ciudadana. Con su integración, la Policía cuenta con 44.902 servidores.
Ellos juraron defender la Constitución y leyes de la República. Forman parte de la promoción cabo primero «Luis Enrique Sampedro Navarrete», quien fue asesinado, hace 21 años, con varios disparos.
Según la institución, el gendarme fue uno de los mejores detectives en investigación de delitos, derecho penal, criminología y lavado de activos que ha tenido el país.
Su esposa e hijas recibieron un reconocimiento durante la ceremonia. «El nombre de su esposo y padre quedará siempre impregnado en la memoria de todos», dijo Javier Córdova, viceministro del Interior al destacar su valía.
PREPARACIÓN. Los nuevos graduados se capacitaron durante un año. Recibieron doctrina y formación policial, técnicas y fundamentos legales, comunicación e interacción con el entorno, derechos humanos aplicados a la función policial, mediación de conflictos y defensa personal, entre otras materias.
De los graduados, 250 se incorporarán al servicio de la seguridad en el Distrito Metropolitano de Quito.
El alcalde encargado de la ciudad, Jorge Albán, agradeció la labor de los gendarmes que «día a día, cuidan la seguridad y los bienes de los quiteños y quiteñas». Destacó la coordinación que mantienen el Municipio, la Policía y el Ministerio del Interior.
El comandante de la Policía, Rodrigo Suárez, habló de las obligaciones que tiene la Policía: defender a a los ciudadanos «de los delincuentes que utilizan la fuerza directa o indirecta para afectar sus derechos fundamentales».
Según él, Ecuador es un estado de hombres libres y, por ello, se respeta su determinación y su voluntad soberana. No hay justificación, dijo el uniformado, para allanar su condición y derechos individuales que son inalienables.
Pidió a los agentes que entiendan bien lo que representan para el ciudadano. Reconoció que el Estado tiene límites que deben ser respetados por quienes son parte de él.
El viceministro recordó a los graduados que todos los estados y países necesitan de referentes en valores humanos y compromiso con la sociedad.
Y, en la ceremonia, destacó la actuación de un miembro de la Policía quien anteayer, en su día libre, repelió a cuatro supuestos delincuentes que pretendían asaltar un domicilio.
«Son, precisamente, esos policías los que se convierten en un referente para la sociedad», dijo. El funcionario aseguró que la Policía pasó, de ser una institución acuartelada, a una entidad que trabaja con los ciudadanos en los barrios, escuelas e instituciones.
Habló de los cambios, la modernización y la educación integral con enfoque en derechos humanos, prevención del delito y seguridad ciudadana.
Los nuevos policías se retiraron cantando: «Ya se van los nuevos policías, ya se van sus plazas a llenar. Y otra vez, como ayer, la vieja escuela dice adiós a sus hijos que se van».