El nuevo presidente electo de Irán, Hasan Rohaní, quiere una interacción constructiva para mejorar las relaciones con el mundo; además, considerará a América Latina como una de las prioridades en la política exterior. Sin embargo, aseguró que su gobierno no suspenderá el enriquecimiento de uranio y se ha mostrado contrario a «cualquier intervención extranjera en Siria».
Rohaní logró vencer el domingo, en primera vuelta y con algo más del 50,68% de los votos, a los candidatos que pretendían continuar la obra de Mahmud Ahmadineyad.
A diferencia de las anteriores elecciones, que fueron cuestionadas por las evidencias de fraude, el triunfo fue aceptado por los diversos sectores, incluso por el Guía Supremo, ayatolá Alí Jameneí.
En su campaña, además de una gestión de expertos para solucionar los problemas económicos del país, Rohaní prometió una «interacción constructiva» en política exterior para sacar a Irán del aislamiento y acabar con las sanciones internacionales, un código de derechos civiles, también atender los olvidados derechos de la mujer y la posibilidad de crear un ministerio para dicho efecto.
Rohaní, un clérigo chií de ideas moderadas que ha recibido el apoyo de los reformistas del régimen islámico, no se opone a una negociación directa con Estados Unidos en cuestiones nucleares, pero la condicionó. «La relación con Estados Unidos es un tema complicado y difícil. Es una herida vieja, pero nosotros no buscamos seguir con las tensiones», dijo Rohaní, pero para hablar cara a cara reclamó «igualdad y respeto».
Según el presidente electo, «ambos pueblos (los de Irán y Estados Unidos) tienen que pensar en el futuro» y el Gobierno de Washington «ha de admitir que no se entrometerá en los asuntos internos de Irán y reconocer los derechos de Irán, incluidos los nucleares», para poder tratar con Teherán.
El nuevo mandatario manifestó que Irán no está listo para suspender el enriquecimiento de uranio, aunque garantizó mayor transparencia sobre el programa nuclear. Además, calificó de «injustificadas» las sanciones a su país y aseguró que apostará por una transparencia y una confianza recíprocas en las negociaciones.
Estableció como prioridad de su política exterior a los 15 países vecinos de Irán, en especial a los estados árabes del Golfo Pérsico, con los que Teherán mantiene tensiones. Recordó que el primer acuerdo de seguridad con Arabia Saudí, su principal rival en la zona, se logró con su firma. Sin embargo, excluyó de este acercamiento a Israel, Estado al que Irán no reconoce, cuya desaparición propugna y al que denomina «entidad sionista».
En relación con otras zonas del mundo, destacó: «Los países latinoamericanos también están entre aquellos con los que queremos desarrollar nuestras relaciones», además de los estados islámicos y los No Alineados.
De ese modo, Rohaní espera que se pueda mejorar la situación económica interna, y se refirió también al uso de los recursos financieros para dirigirlos, sobre todo, al sector productivo, para asegurar la disponibilidad de bienes, aunque manteniendo algunos subsidios a los más desfavorecidos.
Sobre la cuestión siria, en la que Teherán es el principal aliado del régimen de Damasco en Oriente Medio, Rohaní dijo: «Solucionar el conflicto de Siria lo tiene que hacer la gente de Siria».
«Estamos en contra del terrorismo y de la injerencia de otros países», apostilló en referencia a la oposición armada siria y los Estados que los respaldan.
Rohaní asumirá el 3 de agosto y gobernará durante un período de cuatro años.