La Policía Antinarcóticos registra, durante los últimos cinco años y en los primeros cinco meses de 2013, el decomiso de 204 toneladas de drogas, que traficantes pretendían enviar al exterior o destinar una gran parte para el consumo interno a través del microtráfico.
Encabezando el listado de sustancias decomisadas constan el clorhidrato de cocaína, la base de cocaína, la heroína y la marihuana, informó el director nacional Antinarcóticos, Juan Carlos Barragán, quien felicitó la gestión de los uniformados que sacan de las calles a bandas organizadas que desde el narcotráfico internacional y microtráfico intentan crear situaciones de inseguridad en el país.
«Los traficantes deben saber que existe una fuerza policial investigativa que de la mano con la Fiscalía están permanentemente pendientes de sus actividades criminales, que irán a la cárcel; ese es el camino seguro para el tráfico internacional como para delincuentes que venden drogas a nuestros jóvenes, y es mejor cambiar de actividad», afirmó categóricamente el oficial.
Para el viceministro del Interior, Javier Córdova, el incremento en las incautaciones es una respuesta a la efectividad de las operaciones antinarcóticos, más que al supuesto aumento de la influencia de carteles de la droga en el país.
Estas acciones incluso fueron reconocidas por la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), en su reciente informe titulado «El problema de las drogas en las Américas» (ya corregido, después de un error que señalara que en Ecuador se siembra amapola, cuando en realidad no se produce este tipo de droga).
Según la OEA, Colombia y Ecuador registraron decomisos anuales en cifras récord de 1,7 y 0,9 toneladas de heroína, respectivamente, en 2010.
El informe hace una revisión completa del problema, el cultivo, tráfico, consumo y afectaciones de la droga en los países de América Latina. En su presentación, el principal de la OEA, José Miguel Insulza, incluso refiere la postura de algunas naciones «de alentar la experimentación con modelos de regulación legal de ciertas drogas», un tema que en estos días se ha comenzado a debatir en Ecuador.
Pero la eficiencia en el combate al tráfico de droga también es reconocida por las policías de otros países. Entre el 13 y 24 de mayo pasado, instructores de la Dirección Nacional Antinarcóticos (DNA) impartieron un curso en la lucha contra el tráfico de sustancias estupefacientes y lavado de dinero en la Academia Nacional de Seguridad Pública (ANSP) de El Salvador.
Freddy Ramos, subdirector de la DNA, explicó que el curso fue orientado para que los agentes de la Policía Nacional Civil de ese país fortalecieran sus capacidades técnicas y científicas para contrarrestar con mayor eficiencia la lucha contra el narcotráfico, especialmente contra precursores químicos que tienen que ver con la producción de cocaína, expansión y transporte.
En el curso participaron 29 policías (24 hombres y 5 mujeres) de la División Antinarcóticos de la Policía Nacional Civil salvadoreña.
El embajador de Ecuador en El Salvador, Segundo Andrago Bonilla, afirmó que este es un trabajo en donde ambas partes se benefician, pues Ecuador recibió, por parte de la Policía de El Salvador instrucciones sobre el tema de pandillas.
Con las directrices para la detección de pandillas recibidas se optimizarán los conocimientos para contrarrestar a tiempo posibles agrupaciones de jóvenes con tendencias al delito, con campañas de prevención y concienciación.
MINISTRO JOSÉ SERRANO APOYA DESPENALIZACIÓN
El debate por la despenalización de las drogas en Ecuador va tomando forma. Al planteamiento que la semana anterior hiciera el secretario jurídico de la Presidencia, Alexis Mera, quien señaló que «la represión absoluta no funciona, sino que debe regularizarse el autoconsumo» de algunas drogas, como la marihuana, se sumó ayer el ministro del Interior, José Serrano.
Según una versión recogida por la agencia AFP de una entrevista radial, Serrano coincide en que «la lucha a nivel mundial contra las drogas ha fracasado», por lo que recalca en la necesidad de establecer «políticas públicas claras sobre adicciones y después avanzar a un proceso de despenalización de la droga».
Ya en abril del año anterior el Gobierno del presidente Rafael Correa había destacado la propuesta de su homólogo guatemalteco, Otto Pérez Molina, de legalizar la producción, el transporte y la distribución de drogas como una forma eficaz de acabar con los carteles de narcotráfico en América Latina.