El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, aplaudió ayer en Rangún el proceso de transición democrática que se inició en Birmania desde la disolución del régimen militar, hace 20 meses.
Obama, el primer presidente estadounidense que visita la nación que estuvo gobernada más de medio siglo por generales, se reunió con el presidente birmano, Thein Sein, considerado el artífice de las reformas, y también con la impulsora de estos cambios, Aung San Suu Kyi, galardonada con el Premio Nobel de la paz y líder del movimiento democrático.
“Nuestro objetivo es apoyar a empujar las reformas democráticas”, dijo el presidente estadounidense tras el encuentro que mantuvo con Suu Kyi en su residencia de Rangún, en la que permaneció 15 años bajo arresto domiciliario.
“Eso incluye crear instituciones gubernamentales creíbles, establecer el imperio de la ley, poner fin a los conflictos étnicos y asegurar que el pueblo de este país tenga acceso a una mejor educación, atención médica y oportunidades económicas”, añadió el gobernante.
Suu Kyi, quien compareció en rueda de prensa junto con Obama, dijo que “confiamos en que este apoyo continúe durante los difíciles años que hay por delante”, en aparente alusión al poder que los militares retienen en virtud de la Constitución y a los retos económicos y sociales que aguardan a este país que hasta no hace mucho era visto como el último “fósil viviente” del sudeste de Asia.
La llegada de Obama a Birmania, donde permaneció unas seis horas, fue precedida de la orden del presidente birmano de excarcelar a 66 presos, 43 de ellos destacados activistas políticos o de grupos comprometidos con la defensa de los derechos humanos y líderes de guerrillas étnicas. La nueva amnistía siguió a otra anunciada el viernes pasado y que benefició a 452 reclusos.