Varios gobiernos han prohibido o no autorizan el funcionamiento de los juegos de azar, ese es el caso de los gobiernos de Rusia, México o Brasil que analizan los efectos negativos de este tipo de negocios para la sociedad.
Los estudios que se realizan a propósito de la proliferación de casinos, bingos, máquinas tragamonedas y otros tipos de juegos revelan datos alarmantes respecto de la ludopatía, enfermedad mental que provoca un desmedido e incontrolable afán por participar en juegos con apuestas.
La ludopatía es reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como enfermedad mental de impulsos, enfermedad progresiva que daña y merma la salud del jugador. La Asociación Estadounidense de Psiquiatría la incluyó en su manual de los trastornos mentales.
En Gran Bretaña, la asociación de médicos (British Medical Association) calificó los juegos de azar, apuestas y sorteos compulsivos como «veneno social». La práctica de los juegos con apuestas en forma compulsiva implica sufrimiento y descontrol, por lo que la persona pierde la libertad de decisión, y provoca también grandes costos sociales; es decir, la ludopatía tiene rasgos psicológicos y neurológicos que empobrecen la conducta social.
Desde una perspectiva sociológica, la tendencia al juego revela en el individuo un comportamiento que el Estado debe atender con políticas de prevención. Está plenamente comprobado que los costos sociales ligados al abuso de esos juegos ocasiona problemas graves al conjunto de la sociedad.
La adicción a los juegos de azar es tan corrosiva como la dependencia a las drogas y el alcohol; hábitos que ocasionan daños físicos y psicológicos graves, así como vicios sociales que contribuyen a la ruptura familiar y a la potencial ruina económica de personas y familias.
Quienes sufren de adicción por el juego, llegan a desatender el trabajo y cometer actividades ilegales con el fin de continuar jugando o de reintegrar a amigos, parientes o entidades financieras, el dinero que pierden en casinos y salas de apuestas. En las familias, la ludopatía puede producir síntomas de depresión o desesperación.
Conscientes de este fenómeno que crece aún más en aquellos lugares donde el juego es promovido y estimulado desde el mismo Estado, las organizaciones humanitarias han decidido promover la prohibición de los juegos de azar y han solicitado a las autoridades el cierre de los casinos y de las salas de juegos.