La creación de una zona económica regional complementaria y solidaria es, entre otros puntos, uno de los objetivos hacia donde la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA) apuntará para el desarrollo de los pueblos.
Esta es una de las conclusiones a las que llegaron los presidentes y ministros de los países miembros de esta instancia regional, reunidos ayer en la XII cumbre de la ALBA, en Guayaquil.
Luego de seis horas de reuniones y de pulir el documento inicial, que el presidente Rafael Correa consideró como «tibio», se incluyeron puntos relacionados con la consolidación del bloque que luego los mandatarios aprobaron por unanimidad.
Fue el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, quien adelantó parte de lo que señala el documento que hasta las 18:00 de ayer, no fue dado a conocer a la prensa. «Los países de la ALBA son territorios donde están garantizados los derechos de nuestros pueblos a la educación y la salud y ahora vamos a un nivel de cooperación superior, para garantizar la calidad de la educación y la salud», dijo.
Adelantó que la decisión de los mandatarios es conformar una comisión que deberá sistematizar todas las propuestas del campo económico en función de la constitución de una zona económica. «Desde la ALBA le proponemos a Mercosur una zona económica de desarrollo compartido, complementario, solidario, respetando las asimetrías y que vaya más allá del simple comercio», recalcó.
E instó a que Petrocaribe, Comunidad del Caribe (Caricom) y Mercosur se constituyan en una «poderosa zona económica» para articularse en forma ventajosa ante el resto del mundo.
El presidente Rafael Correa aseguró que la ALBA se consolida, pese a que no se ha reunido desde hace 18 meses, tras lo ocurrido con el extinto presidente venezolano Hugo Chávez, «pero este encuentro ha servido para dar vigor e impulso a la alianza».
Resaltó que una ventaja de este bloque es la coincidencia ideológica de los gobiernos y por eso se podrá trabajar en forma contundente.
Para el mandatario nicaragüense Daniel Ortega, lo más importante del encuentro es que se continuará con el proyecto con un salto al establecimiento de un espacio económico y social en la región para ser más fuertes. «Si no vamos unidos, vamos a ser frágiles y débiles», dijo.
En su intervención, el jefe de Estado de Bolivia, Evo Morales, sostuvo que en esta cumbre por primera vez presidentes y gobiernos antiimperialistas se organizan para acompañar la lucha de los pueblos estructurados en movimientos sociales y enfrentar las políticas de saqueos, intervención y dominación.
Llamado a integración
En el discurso de bienvenida, el presidente Rafael Correa formuló un llamado a la integración para hacer frente a lo que llamó el nuevo orden mundial: el imperio del capital. «Tenemos que tomar decisiones, visiones y orientaciones políticas basadas en ideologías claras», insistió el mandatario ante los presidentes, ministros de relaciones exteriores y funcionarios de Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Cuba, Antigua y Barbuda, Dominica, San Vicente y las Granadinas, todo ellos miembros de la ALBA, así como de Argentina, Uruguay y Haití, como invitados.
Por eso destacó la integración regional y que juntos podrán poner las condiciones a ese capital en función y beneficio de los pueblos. «De lo contrario, desunidos, seguirán siendo tratados como patio trasero». En su intervención, el Jefe de Estado ecuatoriano manifestó que América nunca se desarrolló porque siempre dominaron unos pocos. «Fuimos sometidos por unas élites excluyentes, pero ahora hay un cambio en las relaciones de poder».
A lo largo de su discurso recordó lo que, a su criterio, son mecanismos de dominación sobre los países al citar los casos de las petroleras Occidental y Chevron, en los que centros internacionales de arbitraje fallaron en contra del Estado, pese a que cortes ecuatorianas sentenciaron a estas transnacionales. «El orden mundial no solo es injusto sino inmoral, tenemos que enfrentar esa injusticia unidos para crear un orden donde la supremacía la tenga el ser humano, donde brille la justicia, la lógica y la verdad, y no tan solo la conveniencia del más fuerte», expresó.
También se refirió a la necesidad de cambiar el Sistema Interamericano de Derechos Humanos (SIDH) y no escatimó en críticas contra la Organización de Estados Americanos (OEA), cuya sede está en Washington, Estados Unidos, «un país que mantiene el bloqueo criminal a Cuba y que incumple abiertamente la mitad de los artículos de la Carta Interamericana», expresó.
Y se preguntó para qué tener a la OEA «si no podemos adoptar una postura definida regional frente a temas tan cruciales, urgentes y evidentes como el de las islas Malvinas». Identificó otro problema, esta vez de carácter interno: el «oenegesismo». En este contexto se refirió a la oposición de sectores indígenas que critican la explotación de recursos naturales no renovables.
Vencer pobreza con recursos naturales
Agregó que es grave querer someter los derechos humanos a los derechos de la naturaleza. De allí que consideró imperativo vencer la pobreza, que también es un atentado a los derechos humanos, y una de esas formas es con la explotación de los recursos no renovables. «La ALBA tiene que hablar muy claro a nuestros pueblos sobre estos temas, porque son esos extremos los que han demorado la toma de decisiones», puntualizó.
«La conclusión sensata, inteligente, responsable e histórica es tener buena explotación de nuestros recursos naturales no renovables y rechazar el infantilismo. Pero, ahora, de acuerdo con el discurso de cierta izquierda y ciertas organizaciones sociales, lo que se hace es ser retardatorio y extractivista».
Por eso defendió un uso racional de los recursos naturales no renovables para lograr un desarrollo con soberanía.
En la parte final, el Mandatario también criticó el proyecto de la declaración final de la cumbre, previamente elaborada por el Consejo Político de la ALBA. «He estado revisando la propuesta de declaración final de la ALBA y me parece tibia. Debemos tomar decisiones trascendentales para el éxito de los proyectos políticos de estos procesos revolucionarios frente a los peligros externos e internos, y para eso es necesaria la unidad», afirmó.
En la cita, Santa Lucía se convirtió en el noveno país en formar parte de la ALBA. El anuncio lo hizo el canciller ecuatoriano Ricardo Patiño. «Hoy esperamos crecer con la llegada de Santa Lucía, que ha pedido formalmente su ingreso a la ALBA; pasaremos de ser ocho a nueve países los miembros», manifestó el diplomático.
Además de Morales, llegaron a Guayaquil los mandatarios de Venezuela, Nicolás Maduro, y de Nicaragua, Daniel Ortega, así como cancilleres y representantes de ocho países miembros e invitados.
Esta cumbre surge de la «necesidad de realzar una alianza que es bastante frágil» porque siempre estuvo atada al «personalismo de Chávez», dijo Andrés González, politólogo y profesor de Relaciones Exteriores de la Universidad San Francisco de Quito. Los países miembros buscan «enviar un mensaje claro: la ALBA sí funciona y tiene un peso político», agregó.
ORGANIZACIONES PROPONEN VARIOS CAMBIOS
Desde las 16:00, miles de personas salieron del Malecón de Guayaquil para marchar hasta el coliseo Voltaire Paladines Polo. Eran los integrantes de organizaciones sociales de Venezuela, Cuba, Nicaragua, Bolivia y Ecuador que redactaron un documento para entregárselo a los presidentes de la ALBA, que se reúnen luego de 16 meses.
Entre los puntos destacan el alentar a los países a avanzar en las políticas públicas y de reconocimiento de diversidad sexual, para generar políticas de igualdad.
El documento también resalta la necesidad del «fortalecimiento y multiplicación de iniciativas como las grannacionales y Petrocaribe», porque destaca que este mecanismo plasma formas de articulación e intercambio de comercio justo entre los Estados.
Instan a los países a auditar los Tratados Bilaterales de Inversión (TBI), así como a acelerar la implementación de una arquitectura financiera propia, entre otros temas de integración.
Los mandatarios llegaron al encuentro de sus mandantes para recibir el documento, y al leerlo el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, detalló que lo propuesto por las organizaciones sociales está sincronizado con la visión de los presidentes de la ALBA y concuerda con lo determinado por ellos en la reunión previa al evento.
Por su parte, el presidente Rafael Correa fue el más crítico de los mandatarios y recordó la manipulación de la prensa y de la derecha para tratar de desestabilizar a los gobiernos soberanos. También recordó que sin la extracción de recursos naturales no es posible el desarrollo, pero que debe existir responsabilidad. «Hay que aprovechar los recursos inteligentemente, América Latina necesita la extracción responsable», destacó el mandatario.
Los presidentes rechazaron la creación de la Alianza del Pacífico. Los grupos se reunieron durante dos días para lograr un consenso en los temas más importantes.