Su hermano carnal y de logia, Rodrigo y su hermana Nidia resumieron la esencia de Alexei Páez Cordero: un rebelde, un travieso, que siempre “se portaba mal”, pero era hondamente un hombre bueno.
Lo mismo dijo en su canción de despedida Jaime Guevara. Y también lo exhaltó Oscar Bonilla, al igual que decenas de sus compañeros y amigos, desde aquellas épocas del colegio Benalcázar y la Universidad Católica, como la de todos los que compartieron con él cantinas, cafeterías, madrugadas y largas conversas.
Ayer estuvimos casi todos para depositar esos pétalos y ramitas que lo acompañarán para siempre en su desintegración terrenal y en su consagración histórica. Viéndonos a los ojos sabíamos todos lo que habíamos perdido y lo que dejaríamos de aprender de este pana y compadre luminoso, tajante y solvente.
Ese hombre gigante, puntilloso, sarcástico a veces, “que últimamente le dio por ser gobiernista”, como dijo el director de la Flacso, Adrián Bonilla, murió la tarde del domingo 11 de diciembre, a las 16:00, en el Hospital Militar de Quito.
Apenas tenía 52 años y desde joven hizo de su vida una búsqueda y una terca ruptura con todas las fronteras. últimamente le dio, también, por ser mucho más riguroso con ese empeño de entenderlo todo. Y para eso no escatimaba dato, libro, charla y hasta polémica para ratificarse siempre en que “todo estaba por hacer”, como lo dijo la última vez que nos vimos, en un bar cercano a la Flacso y desde donde me llevó a su oficina para mostrar un documento dirigido a él por el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas.
Ayer al mediodía se realizó la tendida fúnebre del sociólogo y analista político ecuatoriano, en el auditorio central de la Flacso, en donde fue uno de los profesores más brillantes que haya pasado por esa institución, como lo confirman muchos de sus ex alumnos y de los que ahora se quedan sin él.
La noche del domingo pasado estuvieron sus eternos compañeros de lucha, incluso aquellos del MIR, esa organización izquierdista que lo formó en sus bases revolucionarias y a la que aportó con sus primeras intuiciones y afirmaciones teóricas.