Latinoamérica requerirá de hasta 2 billones de dólares en inversiones en el sector energético en los próximos 20 años para mantener su ritmo de desarrollo, informaron hoy en Montevideo los responsables del estudio «Energía: una visión sobre los retos y oportunidades en América Latina y el Caribe».
«En los próximos 20 años necesitaremos de uno a dos billones de dólares para el sector en recursos internacionales» con ese fin, afirmó Hamilton Moss, vicepresidente de Energía del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF).
La CAF es la entidad que ha financiado el estudio, en el que participaron también la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Organización Latinoamericana de Energía (Olade), entre otras entidades.
También intervinieron la Asociación Regional de Empresas del Sector Petróleo, Gas y Biocombustibles en Latinoamérica y el Caribe (Arpel), la Comisión de Integración Energética Regional (CIER) y el Consejo Mundial de Energía (WEC, por sus siglas en inglés).
Según Moss, para lograr reunir esos fondos «no será suficiente» con llamar a la puerta de «todos los bancos multilaterales» que existen, por lo que va a ser importante la implicación de los gobiernos de los países y del sector privado.
Moss destacó la trascendencia del informe presentado este jueves como un «trabajo de síntesis» pero exhortó a sus responsables y a los distintos Estados a «trabajar para colocar el papel en una segunda fase, para captar y colocar recursos de manera que se pueda construir una infraestructura importante en América Latina».
La directora de Asuntos Estratégicos de Arpel, Amanda Pereira, remarcó por su lado que «la región ocupa el segundo lugar en reservas de petróleo y gas», un volumen «que requiere de inversiones importantes para su desarrollo».
Pereira reveló que en ese terreno «la inversión de 2010 a 2035» en América Latina deberá de ser de «77.000 millones de dólares por año».
Otro de los aspectos que sobresale del estudio es la tasa de ciudadanos que todavía carecen de acceso a energía eléctrica, que se situó en un 6 por ciento en 2011, es decir, 30 millones de personas, de las cuales 21 millones eran pobres.