Su primera parada fue el Centro Educativo Fiscal Mixto Ejército Ecuatoriano, donde él estudió. El director del centro, Germán Pallo, recordó los primeros pasos del ecuatoriano en el deporte.
«Siempre estaba pegado a una pelota, en ese entonces tenía 9 años de edad», dijo. El Toño era «el alma del equipo» en el colegio, de su mano alcanzaron varios títulos intercolegiales.
Después de recordar sus hazañas estudiantiles, el astro tricolor se comprometió a mejorar la infraestructura deportiva de su ex escuela y adelantó la entrega de 10 computadoras para uso de los estudiantes.
Los niños rodearon al jugador. Es su ídolo y ejemplo a seguir. Un pequeño de cuatro años tenía la camiseta del Manchester United inglés, lo que generó que Valencia lo cargue en sus brazos. La multitud no permitió que el jugador y el niño pronuncien una palabra.
Todos querían un autógrafo, un saludo. Valencia tenía toda la voluntad, pero no el espacio. Miembros de la Policía Nacional tuvieron que escoltar al jugador hacia el estadio Carlos Vernaza, parte de su agenda durante su visita.
Allí, con niños en las tribunas coreando su nombre, el Toño Valencia fue nombrado Embajador de Buena Voluntad por la Unicef, al igual que el argentino Lionel Messi, el inglés David Beckham y la cantante colombiana Shakira. Luego, recibió las llaves de la ciudad por parte del alcalde de Lago Agrio, Yofre Poma.
El evento terminó y el calor de Lago Agrio hizo lucir al Toño como si hubiera jugado un partido de fútbol. Pero la agenda tenía algunos asuntos pendientes. Cruzó una de las calle del estadio y entró a la casa de su tía Mary Montaño, a quien visitó brevemente. Después hizo lo mismo en casa de su tía Rosa Quiñónez.
El recorrido por su tierra terminó en el Parque Perla, donde realizó una pequeña caminata y se sentó a almorzar. Un pescado frito con champiñones cerró su visita por Lago Agrio, pues un entrenamiento en la Casa de la Selección en Quito lo esperaba.