Los moradores del barrio San Roque, ubicado en pleno centro de Quito, decidieron aplicar la justicia indígena a un supuesto taxista, quien a bordo de un vehículo cometía sus fechorías.
A base de ortiga y agua helada, Luis Toapanta recibió el castigo, en presencia de unas 300 personas.
Toapante tomó un pasajero, a quien se le sustrajo un televisor, que recién hacía lo había adquirido en 1.500 dólares.
Una de las moradoras del sector advirtió que las personas que cometan algún tipo de ilícitos serán quemadas.
“Ladrón cogido, ladrón quemado”, expresó una mujer en declaraciones para la estación televisiva Teleamazonas.
Tras el castigo, el sujeto fue entregado a la Policía, pero antes devolvió 1.500 dólares al perjudicado.
“El señor detenido ha sido entregado para nosotros seguir el trámite correspondiente”, indicó Arturo Fernández, uno de los uniformados.