Chicago.- Ariel Castro, que se declaró culpable de violar, maltratar y secuestrar durante una década a tres mujeres de Cleveland (Ohio, Estados Unidos), fue sentenciado ayer a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
El hombre, de 53 años y origen puertorriqueño, aceptó la cadena perpetua y de esta forma evitó una posible pena de muerte por 937 delitos de homicidio, secuestro, violación y asalto que le formularon.
Tras leer los cargos contra el acusado, el juez Michael Russo, especificó que, por la gravedad de los delitos, muchas de las sentencias las cumplirá de forma consecutiva y eso garantizará que el condenado no saldrá de la prisión bajo ninguna circunstancia.
Castro fue condenado a cadena perpetua por el cargo más grave al que se enfrentaba, el de homicidio agravado, por golpear a una de las mujeres durante el cautiverio hasta causarle un aborto. Por el resto de los cargos, entre ellos cientos por violación, también recibió varias condenas que suman 1.000 años más en prisión. Adicionalmente, Castro deberá pagar unos 100.000 dólares en costos relacionados con el juicio.
El 6 de mayo pasado una de las tres secuestradas -Amanda Berry- logró escapar y alertó a la Policía que rescató a Michelle Knight y Gina DeJesus. Junto con ellas fue salvada una niña de seis años, Jocelyn, hija de Berry y producto de los abusos sexuales cometidos por Castro.
Las mujeres desaparecieron entre 2002 y 2004. Fueron secuestradas por separado y, según la parte acusadora, mantenidas en cautiverio y violadas repetidamente. «Usted separó a tres mujeres de sus familias y sus comunidades, las hizo esclavas y las trató como que no fueran personas», dijo el juez Michael Russo a Castro al anunciar la sentencia y considerarla «proporcional» al daño realizado por el exconductor de un autobús escolar.
Declaración de Castro
La sentencia responde al acuerdo de culpabilidad que su defensa acordó la semana pasada con la Fiscalía para que Castro evitara la pena de muerte. Durante la vista, el autor de la violación y secuestro durante una década de tres mujeres leyó una declaración en la que rechazó que se lo considere un monstruo. «Creo que yo soy también una víctima», dijo sin reparos en la audiencia en la que también se escuchó el desgarrador testimonio de una de sus víctimas, Michelle Knight.
«Soy una persona enferma. Tengo una adicción, igual que un alcohólico tiene una adicción», dijo Castro, quien reconoció, además, que sufrió abusos cuando era pequeño y que creció obsesionado con el sexo y la pornografía. «La mayor parte de las relaciones sexuales, probablemente todas, eran consentidas», afirmó. «Hubo tiempos en los que hasta me pedían sexo, muchas veces. Estas chicas no eran vírgenes», agregó.
Un poco lloroso Castro indicó que se disculpaba ante sus víctimas y les pidió perdón, nombrando a cada una, aunque aseguró que en la vivienda había «gran armonía» y que las secuestradas, a quienes, afirmó, no las había torturado nunca, eran «felices».
Pero el juez Russo manifestó a Castro que siempre tuvo la posibilidad de elegir y que le restó a sus víctimas, que eran adolescentes en el momento de ser secuestradas, la posibilidad de crecer y socializar.
«Me robó 11 años de mi vida»
La sala también escuchó el testimonio de Michelle Knight, una de las mujeres que estuvieron cautivas, quien, entre lágrimas de dolor, recordó algunas de las escenas. «Recuerdo cuando Ariel Castro regresaba a casa y hablaba de cómo se equivocaban los demás y decía, al menos no te he matado», declaró Michelle Knight.
«Lloraba cada noche, los años se volvieron una eternidad», contó una sollozante Knight, «nadie debería tener que pasar por lo que yo pasé», y recordó que cuando fue secuestrada en 2002 tenía un hijo de apenas dos años que se quedó solo.
Knight quedó embarazada cuatro veces durante su cautiverio. En al menos una ocasión Castro provocó un aborto por dejarla sin comer durante días, golpearla y saltar sobre su abdomen. La joven manifestó que puede perdonar pero «nunca olvidar» y que Castro «merece pasar el resto de su vida en prisión», porque le robó 11 años de su vida.
Knight instó a Castro a que piense en las «atrocidades» que les hizo a ella y a las otras dos mujeres, Amanda Berry y Gina DeJesús.
Berry pudo llevar adelante su gestación y dio a luz en una piscina de plástico para niños en Navidad de 2006. Pruebas de ADN confirmaron que Castro es el padre de la pequeña. Mientras que, Gina DeJesus era amiga de la hija de Castro -que no vivía con él- y tenía 14 años cuando fue secuestrada.
Los investigadores del caso destacaron que las características de la zona de Cleveland donde vivía Castro, un barrio pobre del este de la ciudad, facilitó que el secuestro se prolongara por tanto tiempo sin ser descubierto.
Se trata de barrios con muchas casas destruidas, deshabitadas, donde se observa poca gente que realiza actividades en las calles, lo que facilita el cometimiento de este tipo de crímenes.
DATOS
Algunas cadenas de TV pasaron en vivo la lectura de la sentencia en la que el juez explicaba a Castro que recibía condenas consecutivas, porque era «una persona muy peligrosa como para volver a las calles de Ohio». El juez le dijo además a Castro que aunque él justificaba su accionar aduciendo que había sido abusado cuando niño eso no lo libraba de culpa ante la ley.
«Me presentan como un monstro», Ariel Castro sorprendió con su testimonio al asegurar que no era un monstro y que rechazaba que lo presentaran como tal. Los medios de información de Estados Unidos evidenciaron asombro por esas declaraciones.