Un equipo internacional de astrónomos ha detectado por primera vez azúcar alrededor de un estrella joven, informó hoy el Observatorio Austral Europeo (ESO) desde su central en la localidad de Garching, en el sur de Alemania.
Con el radiotelescopio ALMA, ubicado en el desierto de Atacama (Chile), en el llano de Chajnantor, a 5.000 metros de altura, los científicos lograron captar moléculas de glicolaldehído en el gas que rodea la estrella binaria joven IRAS 16293-2422, con una masa similar a la del Sol y ubicada a 400 años luz de la Tierra.
«En el disco de gas y polvo que rodea a esta estrella de formación reciente encontramos glicolaldehído, un azúcar simple que no es muy distinto al que ponemos en el café», señaló Jes Jørgensen, del Instituto Niels Bohr de Dinamarca y autor principal del estudio.
Según el astrónomo, «esta molécula es uno de los ingredientes en la formación del ácido ribonucleico (ARN), que como el ADN, con el cual está relacionado, es uno de los ingredientes fundamentales para la vida».
«Lo que es realmente fascinante de nuestros hallazgos es que las observaciones realizadas con ALMA revelan que las moléculas de azúcar están cayendo en dirección a una de las estrellas del sistema», indicó Cécile Favre, de la Universidad de Aarhus (Dinamarca).
Además, «las moléculas de azúcar no sólo se encuentran en el lugar indicado para encontrar su camino hacia un planeta, sino que además van en la dirección correcta», agregó.
Así, este hallazgo demuestra que los elementos esenciales para la vida se encuentran en el momento y lugar adecuados para poder existir en los planetas que se forman alrededor de la estrella.
El glicolaldehído ya se había divisado en el espacio interestelar anteriormente, pero esta es la primera vez que se localiza tan cerca de una estrella de este tipo, a distancias equivalentes a las que separan Urano del Sol en nuestro propio sistema solar.
«Se plantea una gran interrogante: ¿Cuán complejas pueden llegar a ser estas moléculas antes de que se incorporen a nuevos planetas? Esto podría darnos una idea con respecto a la forma en que la vida pudiese originarse en otras partes», subrayó Jørgensen.
Según el científico, las observaciones con el Gran Conjunto Milimétrico/Submilimétrico de Atacama (ALMA), caracterizado por una gran precisión y sensibilidad, «serán de vital importancia para desvelar este misterio».