El avión «Solar Impulse», propulsado sólo por energía solar, ha dado un paso más hacia su objetivo de dar la vuelta al globo en 2013, al llegar hoy a Ginebra desde el aeródromo suizo de Payerne, en su primer aterrizaje en un aeropuerto internacional.
Hasta el momento, el aparato había operado únicamente en aeródromos sin tráfico comercial, principalmente en el de Payerne, próximo a Ginebra, donde han acontecido la mayoría de sus hazañas, y de donde despegó esta mañana a las 08.04 hora local (06.04 gmt).
Un total de 4 horas y 20 minutos tardó el avión en cubrir el trayecto de alrededor de 100 kilómetros que separan ambos aeropuertos.
A las 12,24 hora local (10,24 gmt), el aparato aterrizaba en la pista del aeropuerto de Ginebra en medio de una enorme expectación.
Fascinación causó por la particular forma de la nave, con 63,4 metros entre los extremos de las alas, la misma envergadura que la de un Airbus transatlántico, pero con un peso cercano a 1.600 kilos, algo superior al de automóvil medio.
Y satisfacción mostraba el promotor de este prototipo de 70 millones de euros, el psiquiatra suizo Bertrand Piccard, cuyo abuelo inventó el batiscafo. Piccard se convirtió en 1999 en el primer hombre en dar la vuelta al mundo en globo sin escalas.
Para despegar de Payerne, le había bastado al avión una velocidad al alcance de una bicicleta, de entre 35 y 40 kilómetros por hora, con la que el «Solar Impulse» dejaba tierra firme para disponerse a abordar otra etapa más en su viaje hasta su meta de voltear el planeta.