Barcelona, con un juego táctico y efectivo, venció 2-0 a Macará y acaricia cada vez más la estrella 14. Los seguidores “canarios” llegaron de todos los rincones de la Sierra y de Guayaquil. Madrugaron a conseguir una entrada en reventa, que duplicó el valor de la general, que de 10 dólares pasó a costar 20.
Sin embargo, cerca de 4 mil hinchas “toreros” se quedaron sin ingresar al estadio, con entrada en mano, debido a que estaba lleno el escenario deportivo. Se mencionó que hubo un “carrusel” con las entradas (que los boletos fueron reutilizados), que habrían sido sacadas y puestas nuevamente a la venta. Los hinchas enfurecidos pedían sanciones en las afueras del estadio.
Por esa misma razón la intendencia de Tungurahua intentó llevar detenido al titular de Macará, Germánico Holguín. Para aliviar un poco la tensión, la señal de TV fue abierta para Ambato.
Apenas apareció el equipo del Astillero en el gramado, el delirio se expandió por las tribunas. Papel picado, cánticos, bengalas y globos no faltaron en el recibimiento para el cuadro que está a una jornada de ser el nuevo monarca nacional.
Ya en el partido fue el dueño de casa el que salió con mayor decisión. Buscó por las bandas la manera de vencer al golero Máximo Banguera y tuvo como principales figuras a Marcos Pirchio, Domingo Martínez y Omar Guerra. Ellos contaron con las mejores ocasiones para anotar, pero se encontraron con la figura del portero Banguera.
Barcelona, de a poco consiguió tomar el control del balón. Su mejor hombre, Damián Díaz, se mostró más movedizo con el pasar de los minutos. Para el segundo tiempo Barcelona salió resuelto a la victoria y cuando apenas se jugaban 50 segundos José Amaya (recién ingresado) puso el 1-0. Los aficionados “toreros” enloquecieron con el tanto que hacía soñar con la corona.
A esas alturas y con los resultados de los otros encuentros, los amarillos eran los campeones. Pero poco duró la emoción, ya que su rival directo para el título, Emelec, se adelantaba en el marcador. Por eso el festejo disminuyó. Una alerta errónea de empate en Guayaquil los volvió a motivar en las gradas.
En la cancha todos pensaban tan solo en incrementar la ventaja y lo lograron. Esta vez fue el goleador del campeonato, Narciso Mina, quien no perdonó y ante habilitación de De la Torre puso la segunda a los 76’.
Los “canarios” necesitan solo de un empate para ser campeones. Emelec, de ganar sus dos partidos (ante D. Quito -cotejo aplazado- y D. Cuenca) sumaría 43 puntos, los mismos que haría el “ídolo” de empatar ante Olmedo, pero tiene un gol diferencia de +21, casi inalcanzable para los azules, con +5.