El Tribunal Oral Federal número 1 de Córdoba, dictó cadena perpetua al represor Jorge Rafael Videla, acusado de cometer crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura militar.
El juicio comenzó el 2 de julio y concluye con la sentencia a Videla, Luciano Benjamín Menéndez y otros 28 imputados, acusados por la muerte de 31 presos políticos alojados en la Unidad Penitenciaria San Martín (UP1), a quienes aplicaron la “Ley de Fugas” además de secuestros y torturas en contra de un civil y cinco miembros del entonces Departamento de Informaciones Policiales (D2), sindicados como infiltrados en las organizaciones revolucionarias en 1976.
Al hacer uso de la última palabra, antes del veredicto, en la audiencia del martes, el ex dictador Videla reivindicó lo actuado por las Fuerzas Armadas durante el terrorismo de Estado e insistió en que fue “la sociedad argentina la principal protagonista del enfrentamiento bélico y la que ordenó a su brazo armado acudir en su legítima defensa”.
Videla dijo además que se consideraba un “preso político” y “un “chivo expiatorio”, al tiempo que sostuvo: “No he venido a defenderme, este no es mi tribunal natural, asumiré bajo protesta la injusta condena y la he de ofrecer como un acto de servicio”.
“Me niego a aceptar el término de guerra sucia. Las guerras son justas o injustas. Acepto que cada guerra tiene su particularidad y la nuestra las tuvo, porque tuvo irregularidades”, señaló y añadió: “yo no me atrevería a afirmar que esta guerra terminó”.
También aludió a una supuesta reunión privada que mantuvo un mes y medio antes del golpe de Estado con el fallecido dirigente radical Ricardo Balbín, “en la que me preguntó si frente a esta grave situación que vivía el país en esos momentos, íbamos a dar el golpe o no”.
Videla relató que ante la falta de respuesta de su parte, el dirigente radical le habría dicho: “Yo sabré compartir sus silencios” y señaló que en esos momentos le manifestó que “habíamos tomado contacto con dirigentes políticos y que teníamos la aceptación de algunos de ellos y Balbín me interrumpió y dijo: háganlo cuanto antes, evítenle al país una larga agonía”.
Las palabras del ex dictador provocaron el repudio de figuras del radicalismo, como la del titular del Comité Nacional, Ernesto Sanz, quien calificó la declaración del represor contra Balbín como “grave” y “de una perversidad fenomenal”.