Un movimiento inusual se registró en la estación El Recreo del Trolebús, en el sur de Quito, la mañana de ayer. Mientras personal municipal repartía a la gente volantes, botones y pulseras, periodistas y cámaras de televisión rodeaban al concejal Norman Wray, presidente de la Comisión de Equidad Social y Género.
Ayer, el funcionario, junto a la secretaria de Inclusión Social del Municipio, Natalia Rivas, y al gerente del Sistema de Transporte Metropolitano, Carlos Poveda, oficializaron la presentación de la segunda fase de la campaña Quiero andar tranquila, calles sin acoso.
Esta iniciativa, cuya primera etapa arrancó el pasado 11 de marzo, busca frenar el acoso que diariamente niñas y mujeres enfrentan en el espacio público.
Una encuesta realizada a fines del 2010 a 400 quiteñas, reveló que el 46% se sintió acosada en algún momento dentro del transporte público.
Ana Oña, de 21 años, es una de ellas. Dice que en varias ocasiones los hombres la miran con morbo, se le acercan o le dicen piropos mientras viaja en los buses. “Me da miedo ponerme blusas escotadas, porque siento que voy a ser acosada”, asegura.
Grandes pancartas con fotografías de mujeres con mensajes como ‘Esos piropos me ofenden’ y ‘No me gustan los morbosos’ fueron colocadas en los lugares donde la gente espera los buses.
Wray, impulsor del proyecto, explicó que en la primera etapa, se capacitó a 500 policías municipales y funcionarios del Trolebús y de la Ecovía sobre lo que significa el acoso sexual.
El fin fue prepararlos para brindar asistencia a las víctimas de esta problemática, tanto en el interior de los buses, como en los espacios públicos en general.
Para esto, personal policial y de transporte fue instruido para seguir ciertos protocolos al presenciar los casos de acoso o recibir denuncias de mujeres afectadas.
El Concejal explicó, por ejemplo, que los conductores pueden solicitar a los acosadores bajarse de las unidades.
Asimismo, los policías recibieron asesoramiento sobre las distintas sanciones que pueden aplicar a los agresores.
Sin embargo, aclaró que se busca que prime, ante todo, la ‘sanción moral’. Es decir, que el acosador sienta vergüenza de su conducta al ser llamado la atención.
Culminada la primera fase de la campaña, arrancó la segunda, que consiste en la difusión de material comunicacional. Este no solo busca sensibilizar a las mujeres para que denuncien a sus acosadores. También que los hombres no incurran en el acoso.
Por esta razón, los grandes carteles también exhiben fotografías de hombres, que mientras se sostienen del tubo del bus, dicen: “Ni toco, ni me arrimo”.
Estas pancartas también han sido colocadas dentro de 24 unidades del Trolebús.
Los distintos tipos de acoso que existen fueron mostrados al público en una obra de teatro que se presentó en la estación de Quitumbe, en el sur. Se hizo una demostración de los piropos groseros, como ‘Cosita Rica’, la observación de las partes íntimas del cuerpo femenino y los toqueteos.