Chéster, un golden retriever de 2 años y medio, sigue entusiasmado por la pelota de tenis que le lanza su guía como premio por su trabajo, ya que segundos antes, en procura de buscarla a lo largo de filas de equipaje, el can logró detectar cocaína.
Su guía le habla y lo palmea en el costado en señal de agradecimiento. El vínculo afectivo entre ambos es evidente y mucho más al trabajar juntos en los puntos donde redes delictivas intentan ingresar drogas, papel moneda para hacer billetes falsos, y otros materiales de contrabando.
Chéster, junto con otros 31 perros, forma parte de la Unidad Antinarcóticos que se encarga de los controles en el aeropuerto José Joaquín de Olmedo de Guayaquil. En los puertos marítimos de Contecon, Terminal Portuario de Guayaquil, Fertisa y Bananapuerto prestan sus servicios otros 35 canes adiestrados.
Franklin Yacelga, jefe de la Unidad Antinarcóticos en el aeropuerto, explica que los canes son entrenados por un período de 6 meses en la detección de olores de materiales ilegales, en Quito, donde funciona el Centro Regional de Adiestramiento Canino (CRAC), y luego son distribuidos a las diferentes unidades que hay en las terminales aéreas, portuarias y puntos de frontera.
Además, se los adiestra para ser apoyo del grupo antimotines en el control del orden público (exteriores de estadios y eventos masivos), en actividades de acercamiento a la comunidad, para el rescate de personas, y en la búsqueda de restos humanos.
Se les enseña jugando
En lo concerniente al control antidrogas, Yacelga explica que los instructores del CRAC les enseñan comandos a los canes para que los guías puedan dar órdenes, es decir, los activan para detectar los olores, no las sustancias, y al encontrar algo anómalo avisan a sus guías y ellos los premian con un juego.
En ese sentido, detalla que a los canes se los entrena en base a un proceso que se denomina introducción de olores, y que inicia con la selección del tipo de perro.
La prueba de selección, señala el oficial, consiste en evaluar el carácter y temperamento del perro y ciertas características que busca la unidad, y cuando se lo selecciona, entra a un proceso de adiestramiento en el que los instructores asocian el olor que se quiere, introduciéndolo a través del juego con el perro.