Cuando Carla Pérez llegó a la casa de Iván Vallejo para retirar unas fotografías para la revista de montañismo en la que trabajaba nunca imaginó que iniciaría su travesía de ascender a la montaña más alta del mundo sin oxígeno.
Aquel día fue con un compañero a la residencia del más reconocido andinista ecuatoriano y, cuando habían terminado su trabajo, Iván preguntó al compañero si conocía de un grupo de jóvenes que habían escalado el Aconcagua, en Argentina, por la pared sur. «Ella es una», le respondió.
Allí se conocieron y hubo «feeling» de inmediato, según contó Carla. «Él se sorprendió y me dijo `que chiquita eres´ y yo le respondí `no pues, habló el grandote´ y reímos», relató la andinista. Ahora, juntos, emprenden un reto en equipo.
Carla inició a los 4 años su pasión por las montañas con pequeñas caminatas junto a su padre, pero fue a los 14 años cuando empezó a dedicarse y escalar montañas altas. Por su cumpleaños número 15 fue al Cotopaxi y, pese a que no pudo llegar a la cumbre por una grieta, sintió la energía y se «enamoró». Desde ese entonces no se detuvo.
Ha realizado expediciones en Perú, Bolivia, Argentina, Colombia, Francia, Italia, Suiza, Alemania, Kirguistán, Estados Unidos y Nepal. Es la primera mujer ecuatoriana en alcanzar una cima de más de ocho mil metros (Manaslú 8.163 msnm).
«Todo fue un proceso, fui al Chimborazo, hice 8 intentos en el Cayambe, y así poco a poco fui aumentando», relató Carla. Junto con Iván Vallejo y su proyecto Somos Ecuador inició la aventura de escalar picos altos.
Con cuatro ecuatorianos más, Carla –la única mujer del grupo- emprenderá el ascenso al Everest sin oxígeno. Para este reto están preparándose desde hace 3 años. «Es un momento espiritual, una hermosa forma de expresar y descubrir mi cuerpo físico, mi mente y mi alma», dijo.
Ella estudió Geofísica en Francia, país en el que estuvo durante seis años. Al regresar al país quiso trabajar en áreas de investigación en volcanes, pero no encontró posibilidades en ese campo. Pese a tener propuestas en petroleras, prefirió la libertad de la montaña. Sus ingresos se generan al ser guía de montaña.
«Tengo una rutina: trabajo un tiempo, reúno algo de plata y me dedico a escalar montañas, y cuando se acaba el dinero regreso a trabajar. Soy libre. Conozco gente, culturas, experiencias», dijo. Ascender es su pasión, pese a que ha vivido momentos duros en sus expediciones.
En el Manaslú, por ejemplo, presenció el fallecimiento de un grupo de expedicionarios; mientras que en el Aconcagua sufrió deshidratación y perdió 12 kilos en 6 días. «Casi me muero de un infarto, me salvé con las justas. Pero yo no me peleo con la muerte, a la vida hay que explorarla y disfrutarla», contó.
Cuando relataba su experiencia en el Aconcagua durante su inesperado encuentro con Iván Vallejo, Carla supo que ese era el momento que estaba esperando para continuar con su libertad.
En ese momento dejó todo y se dedicó a su pasión que –en mayo- le permitirá ingresar en la lista de hazañas. Ella se convertiría en la primera mujer ecuatoriana es escalar el Everest sin oxígeno, aunque cuando se trata de la montaña «no existe género ni edad».