La razón por la cual la Superintendencia de Bancos y Seguros (SBS), en marzo del año pasado decidió mantener abierto el tradicional almacén Casa Tosi, propiedad del liquidado Banco Territorial, fue para pagar con sus utilidades a los depositantes. Sin embargo, esto jamás se consiguió, señaló el liquidador del banco, Carlos Espinoza, en entrevista con diario El Telégrafo.
La casa comercial no generó ganancias, solo pérdidas y acumuló deudas, lo que con una mala administración, desde 2008, configuró una sentencia de muerte ejecutada este martes.
Casa Tosi adeuda $ 12 millones al Banco Territorial, $ 17 millones al Banco Pichincha, $ 3 millones a proveedores, $ 665 mil al Servicio de Rentas Internas (SRI) y $ 560 mil al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), al que hace poco le canceló $ 1 millón.
Los $ 12 millones del Territorial se hallaron como un pasivo oculto durante el proceso de liquidación del banco, lo que -mencionó Espinoza- empeoró la situación de la empresa, nacida en Cuenca hace más de 90 años. «Esa es, a breve rasgos, la situación de Casa Tosi», dijo Espinoza, a quien se dio en custodia las acciones del almacén.
Actualmente, los activos de Casa Tosi, por edificios y locales, ascienden a $ 24 millones. Estos deberán ser liquidados para «cubrir las deudas mayores», lo que estará a cargo de la Superintendencia de Compañías.
En cambio, ayer se pagó un total de $ 80.000 a los 250 empleados del almacén por concepto de la segunda quincena de marzo. «Los trabajadores están más tranquilos con la esperanza de que en 15 días tendrán sus liquidaciones», dijo Espinoza.
Mala administración
El superintendente de Bancos y Seguros, Pedro Solines, mencionó el pasado martes, durante el anuncio oficial del cierre del almacén, que Casa Tosi era un negocio inviable: las ventas pasaron en 5 años de $ 31 millones a $ 8 millones. Tampoco tenía mercadería nueva. El monto total en artículos llega apenas a $ 1 millón.
Sin embargo, a criterio del analista económico y profesor de la Escuela de Negocios de la Espol (Espae), Roberto Palacios, más que las bajas ventas o tamaño de su cartera vencida, una mala administración es razón suficiente para que una empresa fracase.
Según el experto, el cierre del establecimiento parece más una salida rápida a un problema que no se pudo manejar, sobre todo tratándose de un negocio de más de 90 años y con una marca altamente posicionada.
Palacios opinó que las causas serían la «ineficiencia administrativa», lo que incluye desde competencias comerciales y de mercadeo hasta el control administrativo.
Solines afirmó ayer que Casa Tosi sobrevivía del flujo de créditos que le otorgaba el Banco Territorial.
Foto: En el edificio Casa Tosi, ubicado en las calles Aguirre y Pedro Carbo, Guayaquil, los empleados protestan por el cierre. Mario Faustos / El Comercio