La embajadora ecuatoriana en EE.UU.,Nathalie Cely, reaccionó ante un editorial del diario Washington Post, publicado ayer, en el que se afirma que el Congreso de Estados Unidos podría eliminar las preferencias comerciales otorgadas a Ecuador como respuesta al otorgamiento de asilo en el país a Julian Assange.
El escrito advierte también que la concesión de asilo al periodista australiano “podría tener consecuencias económicas desastrosas” para Ecuador.
A continuación el comunicado de la Embajadora sobre el editorial:
El editorial del Washington Post titulado La apuesta del Ecuador por Julian Assange aborda este complejo tema de manera muy simple, cuando en realidad los hechos ligados a este asunto son muy complejos. El Ecuador adoptó una decisión que fue detenidamente meditada y en la que se produjeron consultas intensas con todas las partes involucradas. El Ecuador, al adoptar su decisión, no podía apartarse de su tradición solidaria y de compromiso por las figuras amparadas por los derechos humanos conocidas como el asilo y el refugio. El Ecuador ha sido reconocido por el ACNUR como un campeón en estos temas. No fue en ningun momento una decisión personal o politica.
Los hechos ligados a la forma como el Reino Unido ha amenazado al Ecuador de incursionar en su Embajada en Londres es opuesto a las normas y valores fundamentales del Derecho Internacional y por ello, el Ecuador ha recibido el respaldo de toda América Latina férreamente unida, de muchos otros países y también de personalidades de diferentes ámbitos.
Los vínculos entre el Ecuador y Estados Unidos son muy antiguos, firmes y duraderos. Los pueblos de ambos países comparten lazos culturales, valores económicos e inclusive familiares de larga data. Existe un profundo respeto y cariño por los ciudadanos estadounidenses en mi país. Cerca de 30.000 ciudadanos estadounidenses viven en Ecuador, debo aclarar que muchos atraídos por la calidez y calidad de vida que hay en Ecuador, que les admite vivir con decoro en su etapa de retiro.
Asimismo muchos ecuatorianos, cerca de dos millones, viven en Estados Unidos. Los ecuatorianos que viven en EE.UU. contribuyen con su trabajo a la economía estadounidense y muchos de ellos también participan activamente en la política de este país, con sus votos o por medio del ejercicio de cargos públicos. Algunos han llegado a puestos importantes de decisión.
Desde el inicio de las relaciones diplomáticas entre ambos países se ha generado una espontánea integración de los pueblos americano y estadounidense. La dinámica bilateral genera a veces coincidencias, pero también divergencias entre los gobiernos de ambos países.
Lamentablemente algunas de esas desavenencias son originadas o utilizadas por grandes intereses corporativos que aprovechan de todo espacio propicio para buscar un distanciamiento entre ambos países. Como en ocasiones anteriores, aspiro a que tanto la Administración Federal, como el Congreso de EE.UU. no cedan a esas presiones y valoren esa dinámica positiva que se ha generado entre los pueblos estadounidense y ecuatoriano y que las decisiones que asumimos, sean valoradas en su verdadero contexto.
La insinuación de interrumpir el comercio bilateral es coincidentemente demandada también por la firma Chevron. En ese sentido, lamento que se genere un oportunismo para buscar una afectación en la relación bilateral, que solo tiene por objeto forzar el involucramiento del Gobierno del Ecuador en un juicio del que no es parte. He aprendido durante mi permanencia en los EE.UU. sobre la forma como algunos actores -que trabajan de manera sistemática y coordinada- exacerban los ánimos para forzar acciones contra otros países y eso es lamentable, pero también aspiro que quienes toman las decisiones en los Estados Unidos, lo hagan con sabiduría y ponderación.