A casi una hora de Buenos Aires se encuentra la Universidad de La Plata. La rodean casas modestas y unos amplios espacios verdes.
El martes pasado, a dos cuadras de la institución, cerca de las 14:00 ya había un doble cordón de seguridad conformado por vecinos de la zona, con camisetas en las que resaltaba “Rafael Correa, premio Rodolfo Walsh”.
No hubo ni un policía. El acto debía empezar a las 16:00. Correa llegó puntual en un helicóptero tras almorzar en Buenos Aires con la presidenta Cristina Fernández, en la Casa Rosada.
Esos vecinos trabajan coordinadamente con los estudiantes de la universidad y en esta ocasión, igual como sucedió con Hugo Chávez y Evo Morales, fueron los más confiables ‘agentes’ de la zona.
Cerca de diez mil personas se congregaron en los jardines de la facultad.
Cuando hablaba Correa nadie se movía y la atención era absoluta. Había quienes grababan en sus celulares el discurso, otros afirmaban con su cabeza las “sentencias” más contundentes del Jefe de Estado sobre comunicación.
El proyecto político ecuatoriano encabezado por Correa propone «brindar herramientas para la toma de la palabra y la construcción del propio relato de los sectores pobres y marginados de la sociedad”.
“Rafael Correa es uno de los referentes actuales en la batalla contra la voluntad hegemónica que pretende encorsetar la palabra y, a través de ella, a los sujetos individuales y sociales”, concluye la resolución.
El mismo mandatario ecuatoriano en su discurso se sintonizó con este argumento: “No somos intolerantes con la prensa. Somos intolerantes con la mentira, la corrupción, la mediocridad, la mala fe. En América Latina la prensa miente amparándose en la libertad de expresión”, sostuvo y remarcó más adelante: “Esos medios en mi país no entienden que las verdades a medias son doble mentira y dicen que debemos tolerar la mentira en nombre de la libertad de expresión”
Antes de arrancar con los discursos, el galardonado recibió otras distinciones, como la designación de Ciudadano Ilustre de la Provincia de Buenos Aires, a cargo del vicegobernador Gabriel Mariotto; una remera y un mate, por parte de la Agrupación Rodolfo Walsh; un recipiente con tierra de las islas Malvinas, entregado por el Centro de Ex Combatientes; y un libro, de parte del Movimiento Estudiantil Liberación
La decana pronunció un discurso corto, pero muy sentido, refirió varias veces los motivos de que el premio lleve el nombre del periodista Rodolfo Walsh, citó frases de su última carta, antes de ser desaparecido por la dictadura.