El féretro con los restos del ex presidente chileno Salvador Allende fue exhumado del mausoleo familiar en el Cementerio General de Santiago para iniciar las pericias que determinen las circunstancias de su muerte, que según la versión más aceptada se debió a un suicidio.
La diligencia estuvo encabezada por el juez de la Corte de Apelaciones de Santiago Mario Carroza y fue realizada por peritos del Servicio Médico Legal (SML) y de la Policía de Investigaciones, ante un equipo de forenses y antropólogos, cinco de ellos extranjeros.
En la exhumación también estuvieron presentes varios familiares de Salvador Allende, entre ellos la senadora socialista Isabel Allende, hija del mandatario, que falleció en el Palacio de la Moneda el 11 de septiembre de 1973, durante el golpe de Estado de Augusto Pinochet.
«Como familia queremos manifestar antes que nada nuestra satisfacción por los avances logrados en este trascendental proceso judicial para establecer la verdad de lo ocurrido el trágico 11 de septiembre de 1973», declaró Isabel Allende una vez que el ataúd fue extraído del mausoleo.
La parlamentaria socialista reafirmó que su familia tiene «la convicción de que el presidente Salvador Allende (1970-1973) tomó la decisión de morir como un gesto de coherencia política en defensa el mandato que le fue entregado por el pueblo».
Sin embargo, solicitaron esta exhumación «con la esperanza de que sus resultados permitan despejar cualquier duda» sobre su muerte «y al mismo tiempo sirvan para determinar judicialmente las circunstancias en que esta se produjo así como los crímenes cometidos» en la dictadura.
Tras exhumar el ataúd, éste fue introducido en un vehículo para trasladarlo a dependencias del Servicio Médico Legal, donde se realizarán los peritajes correspondientes, aunque estos no irán acompañados de una nueva autopsia.
La exhumación fue ordenada por el juez, tras recibir en abril un informe del SML que establece «discordancias» entre el informe oficial de la autopsia, ordenada por la dictadura, y un peritaje policial del cuerpo de Allende en el lugar de su muerte.
La investigación se abrió el pasado 26 de enero, cuando la Fiscalía presentó ante el juez Carroza 726 querellas por violaciones de los derechos humanos correspondientes a casos que nunca antes habían sido investigadas por la Justicia, entre ellos el del fallecido mandatario.
Allende murió durante el bombardeo a La Moneda y la versión más difundida, aceptada incluso por su familia, es que el mandatario se mató disparándose en la barbilla con un fusil de asalto AK-47 que le había regalado el líder cubano Fidel Castro.