Hoy se cumplen quinientos dieciséis días desde que -según la defensa del periodista Julian Assange- el fundador y editor-jefe del sitio WikiLeaks está detenido sin que se le haya impuesto un cargo formal. Al periodista de origen australiano le fue abierta una causa en Suecia por supuesto acoso sexual a una de sus ex colaboradoras. Sin embargo, luego de cerca de año y medio el caso no ha podido ser probado, pero la justicia sueca mantiene el pedido de arresto domiciliario, el cual cumple en su residencia de Norfolk, Inglaterra.
Assange considera que esa demanda abierta en su contra en Suecia es la estrategia norteamericana para, una vez en suelo sueco, llevarlo hasta EE.UU. y encarcelarlo por supuestos crímenes de terrorismo, por haber hecho públicos cables secretos del Departamento de Estado que pusieron en evidencia el trabajo de espionaje que muchas embajadas estadounidenses desarrollaban en el mundo.
Desde que el periodista fue privado de su libertad, un personaje poco conocido ha emprendido una campaña incansable pidiendo la libertad del comunicador. Se trata de Christine Assange, madre de Julian, quien no ha escatimado esfuerzo en su lucha por probar que su hijo no ha cometido ningún crimen.
Christine lleva meses contactándose con los seguidores de su hijo para pedirles que ubiquen a sus representantes políticos locales considerando que muchos de ellos aún no conocen los detalles detrás de las publicaciones de WikiLeaks ni las batallas legales que enfrenta el fundador de esa organización, que tiene como objetivo transparentar la información de los gobiernos frente a sus ciudadanos.
La mujer además de organizar eventos públicos de protesta en Australia, su país natal, también utiliza su cuenta de Twitter @AssangeC y el hashtag #fact4mp para publicar puntos concretos que quienes apoyan al periodista puedan diseminar entre sus contactos.
El principal y más importante argumento que Christine Assange expone es que su hijo no debe estar privado de libertad, porque, hasta el momento, en ningún país del mundo le han sido impuestos cargos por algún crimen.
Christine sostiene que el pedido de extradición hecho por la justicia sueca a su similar de Inglaterra no es legítimo, puesto que las investigaciones de supuesto acoso sexual son preliminares y no le ha sido impuesto cargo alguno formalmente. Además insiste en que las autoridades suecas no le permiten dar su versión de los hechos y que pretenden hacerlo solamente después de que sea extraditado.
Es la extradición a Suecia lo que precisamente la defensa de Julian Assange quiere impedir, porque considera que desde ese país fácilmente podría ser entregado a las autoridades estadounidenses que en numerosas ocasiones han insinuado que bien podría ser juzgado en suelo norteamericano.
Christine Assange afirma que su hijo no es un criminal sino un reconocido periodista, quien ha recibido numerosos reconocimientos internacionales por sus trabajos de investigación. En 2010 a Julian le fue entregado anónimamente el Sam Adams Award por Integridad en Inteligencia, a propósito de unas publicaciones sobre la Guerra de Irak.
Asimismo, en 2009 ganó el premio Amnesty UK Media Award por el trabajo Cry of Blood (Llanto de Sangre) que habla de asesinatos extrajudiciales y desapariciones ocurridos en Kenia.
Christine Assange recuerda también que su hijo obtuvo, en 2008, el premio a la Libertad de Expresión (Freedom of Expresion Award) que entrega la revista The Economist.
Assange ha ganado varios otros premios en Australia y en otros países por sus trabajos periodísticos. Pero la madre de Julian no solo se dirige a quienes apoyan el trabajo de su hijo, sino que también ha pedido públicamente al Gobierno de Australia que se “revele contra la influencia de EE.UU.” y que exija la inmediata libertad de su hijo.
En uno de sus pedidos al Gobierno de Sidney, Christine Assange sostiene que “para que Australia deje de ser una colonia de Inglaterra debe hacer respetar su sistema judicial y defender a sus inocentes ciudadanos sin importar los poderes que están detrás”.
En los últimos días, ya que la privación de libertad de su hijo se sigue extendiendo, el activismo de Christine gana notoriedad en las redes sociales.