Durante un operativo de control en el centro de Guayaquil, la Policía Nacional descubrió un centro nocturno que funcionaba de manera clandestina en la urbe, en la calles Babahoyo y Piedrahíta.
Al igual que un descubrimiento similar de otra discoteca en las cercanías de la Universidad de Guayaquil, el intendente de Policía, Julio César Quiñónez, notó que de un local salía una cantidad inusual de hombres. Cuando se acercó a verificar la razón de la afluencia, se pudo constatar que dentro funcionaba una casa de citas, pues seis mujeres ofrecían servicios sexuales. El lugar fue clausurado y las chicas detenidas.
Después de un momento llegó a dicho sector el presunto dueño del antro, quien se identificó como Antonio García, el cual es Sargento Primero en servicio activo de la Policía Nacional.
Según la fiscal Diana Cueva, el sargento en mención habría aceptado ser el responsable del centro clandestino, pero una vez que hizo su declaración en las dependencias de la Fiscalía, lo negó tajantemente y se deslindó de cualquier culpa, puesto que las escrituras del inmueble pertenecen a su esposa, Gilda Medina Zúñiga, quien será denunciada.
No obstante, el Sargento García recibiría sanciones sustitutivas dentro de la institución, pues las explicacione que ha dado no son muy claras.