En Guayaquil se está implementando un nuevo sistema para controlar el flujo vehicular en las intersecciones más transitadas.
Por medio de la instalación de 271 cámaras, que estarán ubicadas en 70 calles que confluyen entre sí, se tomarán decisiones operativas en cuanto a la cantidad de carros.
Esto significa, según Jaime Velásquez, director ejecutivo de la Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE), que el cambio de luz de los semáforos podrá ser reprogramado desde una central para hacer más ágil el tránsito en zonas con mayor afluencia de carros.
En la avenida Francisco de Orellana, desde Los Samanes hasta la ciudadela Kennedy, se observan algunas de estas pequeñas registradoras de imágenes, ubicadas en los postes de alumbrado eléctrico.
Los artefactos, que miden entre 30 y 40 centímetros de largo, también se aprecian en la avenida Teodoro Alvarado, en donde existen ocho de estos dispositivos para monitorear cuatro carriles y las entradas de las intersecciones.
Más adelante, en la calle Jorge Villacrés Moscoso, se repite el número de estos artefactos.
Las cámaras, que comenzaron a colocarse en noviembre de 2010, están unidas a los semáforos, los cuales dependen de un controlador (artefacto que programa a los semáforos) para su funcionamiento.
El controlador estará conectado a una central de semáforos que operará en la CTE, donde habrá pantallas, computadoras y todo el equipo necesario para realizar la programación.
En los alrededores del hotel Hilton Colón son más difíciles de percibir porque están por encima de los semáforos.
El director ejecutivo de la Comisión de Tránsito agregó que la imagen y los datos pasarán inmediatamente a través del cable de fibra óptica hacia el computador que está en la central.
Aclaró que, aunque el software no está diseñado para detectar infractores, no se descarta que se pueda cumplir ese fin en un futuro. Adelantó que se espera que empiecen a funcionar entre junio y agosto.
Actualmente la CTE se encarga de regular cada controlador, pero una vez que el sistema esté listo, solo una persona podrá manejar los semáforos desde la central.
“Es todo un sistema que se está implementando: sensores, semáforos y controladores. En caso de que falten semáforos con la capacidad para almacenar en su memoria las imágenes y la información requerida en las intersecciones, se los cambiará. Los sensores no se verán y contarán la cantidad de autos que lleguen a la intersección”, explicó.
Hace tres años se dio ya un proceso de cambio, en el que los semáforos comenzaron a utilizar luces LED (varios focos pequeños forman parte de cada color).
Posteriormente, de electromecánicos los controladores pasaron a ser eléctricos, esa modificación permitió proporcionar mayor capacidad para regular más semáforos.
Augusto Aguirre, presidente de Metroquil y de la compañía de transportes urbanos Transurtres, está de acuerdo con la implementación de las cámaras y considera que deberían usarse también para detectar infractores.
El director de la CTE recalcó que la función principal es controlar el flujo vehicular, mas no determinar contravenciones. Sin embargo, señaló que, en caso de que se identifique a un infractor por medio de las cámaras, se procederá a citarlo.
Víctor Jiménez, director ejecutivo de la fundación Covial, entidad que trabaja por el respeto de las leyes de tránsito, opinó: “Es excelente la medida, porque se puede gobernar la circulación de carros, dependiendo de la infraestructura diaria de una ciudad”.
Para él la ventaja de este método consiste en acelerar la movilidad y sugirió que se podría implementar un método de identificación de infractores por medio de las mismas cámaras. “Depende del software e implica una inversión fuerte, pero se puede pagar a través del cobro de las multas”, expresó.
Velásquez indicó que uno de los beneficios es revisar el control desde un solo punto, ya que de lo contrario se pierde tiempo porque deben trasladarse a otros lugares a solucionar el problema.
El director de la fundación ha observado la aplicación de estos sistemas en Francia, Alemania, Inglaterra, Suecia y Países Bajos: “Hace muchos años ya vino a Ecuador una organización holandesa llamada Irsa, reconocida por las Naciones Unidas, que trató de implementar estos procedimientos de vigilancia”.