La indefinición de límites territoriales entre Azuay y Guayas, desde hace 30 años, ha provocado discordias entre los habitantes de varios poblados.
Comunidades como Aguas Calientes, Tamarindo, Tres de Noviembre están inmersas en esa situación.
Sin embargo, desde hace unas semanas la parroquia Abdón Calderón es el mayor foco de atención.
En esta localidad, una parte de sus habitantes alega ser azuaya, mientras que otra dice ser guayasense.
Al ingresar al poblado, letreros de ambas provincias dan la bienvenida a los visitantes.
Las banderas de las dos regiones flamean a pocos metros de distancia, mientras en diferentes sectores han sido pintadas frases de pertenencia a una y otra.
Ello demuestra en los habitantes la defensa de su identidad y que el conflicto va más allá del desacuerdo.
Los moradores indicaron que a pesar del problema, la coexistencia siempre ha sido pacífica.
“A nosotros nunca nos dijeron que íbamos a pertenecer a Balao y tampoco hemos recibido obras de ese municipio a pesar de que supuestamente somos de la jurisdicción de ellos”, dijo Gustavo álvarez, rector del colegio Abdón Calderón.
Añadió que las autoridades del Guayas recién se acuerdan de que existe una población llamada Abdón Calderón.
Mientras Manuel Cusumba, dirigente de la asociación 12 de Octubre, expresó que en los últimos días han sufrido atropellos por parte de funcionarios guayasenses al querer imponer a la fuerza algunas decisiones.
“Después de que Azuay nos lastró el camino, Balao quiso venir a pavimentar, cuando ellos nunca han hecho nada por nosotros. Por eso nos opusimos a su ingreso”, dijo.
En la localidad viven alrededor de 1.500 personas, de las cuales la mayoría es oriunda de comunidades de Azuay: como San Bartolomé, Sígsig, Shidmad, Oña y otros. “Y es que nosotros somos del Azuay”, dijo Cusumba, quien llegó hace 30 años desde San Bartolomé.
* Defensores del Guayas
Los que dicen formar parte de Guayas explicaron que si el cantón Balao no ha podido realizar obras es porque los habitantes no se lo han permitido.
“Cuenca ha dado el colegio, pero lo demás es hecho por el pueblo, así que no deben decir que Azuay ha hecho todas las obras aquí”, dijo María Cañar, oriunda de San Bartolomé, quien vive hace 33 años en la parroquia.
Son alrededor de cinco familias las que indicaron que no debe existir ninguna consulta popular, pues está claro que ellos se encuentran en terrenos guayasenses.
Los demás habitantes del sector piden que ninguna autoridad sea la que defina su situación, porque quieren ser ellos mismos los que elijan el destino de su pueblo de manera pacífica, a través de una consulta popular.
Néstor Chapa, presidente del gobierno parroquial de Molleturo, indicó que el conflicto que ha provocado constantes peleas, maltratos físicos y psicológicos debe terminar a través de una solución pacifica.
“Lo que nos preocupa ahora es la actitud del alcalde de Balao, principalmente porque ha hecho uso de la fuerza en contra de los habitantes”.
Agregó que el próximo proceso electoral dificultará las relaciones entre las autoridades, sin embargo esperan que se produzcan diálogos entre los líderes de ambas provincias para establecer un solución urgente, hasta que se pueda establecer una definitiva.
* Otras comunidades
En la comunidad Esteros Piedras dedicada a la siembra de cacao y a la ganadería, tambien hay problemas.
“Antes existían inconvenientes porque unos han querido gestionar las obras por el Guayas y otros por el Azuay”, dijo Angel Feijoo, ex dirigente de la comuna.
Señaló que la Prefectura de Guayas no los atendió cuando los primeros dirigentes se acercaron a pedirles una escuela.
“Y por esa razón los dirigentes de ese entonces asistieron a Cuenca y así obtuvimos la escuela Estero Piedra, más o menos en 1965. Yo entré al primer curso de 13 años”, explicó.
El sector de Aguas Calientes, donde se levantan cinco balnearios de aguas termales a las que se les atribuyen características medicinales, también se encuentra en el punto conflictivo entre Azuay y Guayas por las diferencias limítrofes.
“El problema aquí es como en todas las comunidades que se encuentran en frontera”, dijo Lauro Galarza, presidente del recinto, quien vive 40 años ahí. Manifestó que las autoridades no pueden conocer la magnitud del problema pues no conocen ni viven en los sectores en disputa.
“Nosotros, los que residimos aquí somos los que padecemos y sufrimos porque entre nosotros mismos de palabra en palabra vamos agrandando el problema”, explicó.
Los moradores indicaron que el privilegio de tener aguas termales incrementa más la disputa, pues se trata de un atractivo turístico.
“Hay que ser conscientes de que Guayas quiere este potencial sin haber hecho obras”, indicó Laura Soto, oriunda de Cuenca.
Los habitantes de Aguas Calientes piden consulta popular para que de una vez queden definidos lo límites y se haga un listado por ambas provincias de las obras que cada una ha realizado en el sector y se puedan verificar sus intervenciones.