El presidente ecuatoriano Rafael Correa compartió un panel con víctimas y familiares de ciudadanos agredidos durante la sublevación policial e intento de golpe de Estado registrado el 30 de septiembre de 2010.
En un programa especial transmitido por el canal GamaTV, el mandatario reveló que aquel día estaba preparado para morir y que incluso, pese a no saber disparar, pidió un arma para defenderse.
“Nosotros estábamos preparados para morir ese día. Dos o tres veces vimos la muerte muy cercana. Cuando estábamos en el tercer piso (del hospital policial) desprotegidos y mi seguridad había sido dividida (…) y en un momento dado intentan tumbar la puerta para liquidarme, son los médicos los que dijeron si no respetan al presidente, respeten por lo menos a los enfermos que están aquí”, relató.
“Cuando vimos que iban a tumbar la puerta yo incluso pido una pistola, yo no sé ni disparar, pero no iba a dar mi vida tan gratuitamente. Por supuesto nunca me la pasaron, me dijeron escóndase en el baño”, añadió.
Correa narró que entonces le dijo a su amigo y asesor Francisco La Torre: “Si entran e intentan vejar al presidente, pégame un tiro en la frente”.
La revuelta policial se originó por el supuesto descontento por la aprobación de la Ley de Servicio Público, que los gendarmes interpretaban como un perjuicio a sus beneficios salariales.
Correa dijo que al conocer del levantamiento acudió al regimiento Quito a explicar la Ley, pero se dio cuenta que todo se trataba de una trampa política.
“Desde el inicio cuando entramos nos dimos cuenta que no se trataba de reivindicaciones gremiales, ni salarios. Era un movimiento político, una trampa politica. Ni bien entramos (gritaron) comunistas hijos de tales, abajo Cuba, abajo Venezuela, viva Lucio Gutiérrez. Nunca quisieron escuchar, eso no les interesaba”, anotó.
Señaló que autorizó la operación de rescate pensando que la sola presencia de los militares persuadiría a los alzados, sin embargo, estos fueron “acribillados a bala”.
Rechazó que la oposición y algunos medios de comunicación sostengan que lo ocurrido se trató de una simulación para obtener réditos políticos.
Agradeció el apoyo de organismos internacionales y sobretodo de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) que de manera inmediata rechazaron el intento de quiebre institucional.
TESTIMONIOS
El joven Jorge Cisneros contó que alrededor de las 13:00 recibió 96 perdigones en su cuerpo, por ser testigo de cómo los policías se repartían armas y agredían a civiles.
José Luis Caicedo registra 60 fracturas en su cuerpo por las agresiones que sufrió el 30 de septiembre de 2010.
El ciudadano Julio Flores relató que pese a tener una discapacidad física acudió a defender la democracia.
El presidente Correa se emocionó hasta las lágrimas al escuchar el testimonio de Olga Fernández, madre del estudiante Juan Pablo Bolaños, que fue asesinado en las inmediaciones del hospital de la Policía.
Miguel Cervantes manifestó que el 30-S fue un día en el que “simples seres humanos nos convertimos en combatientes urbanos”.