El príncipe Felipe de Borbón y su esposa, Letizia, se reunieron con el presidente de la República, Rafael Correa, en el Palacio de Carondelet. Posteriormente participaron de un almuerzo en su honor.
Previamente, en una ceremonia en la Iglesia de La Compañía, los príncipes fueron declarados Huéspedes Ilustres de Quito. El alcalde de la capital, Augusto Barrera, les entregó además las llaves de la ciudad.
Más temprano participaron en el Primer Foro Hispano-Ecuatoriano. Allí, Felipe de Borbón emplazó a los empresarios españoles a emplear el «gran potencial» de que disponen para afrontar la crisis.
También se refirió al balance de las relaciones económicas bilaterales entre Ecuador y España al que calificó de «muy positivo». Añadió que están «fundamentadas en la tradición, la intensidad y la amplitud de nuestros vínculos, en una cultura y valores comunes y en el buen entendimiento, tanto a nivel público como privado».
La estancia oficial del heredero de la Corona española y su esposa inició ayer, con una visita al conjunto arquitectónico de San Francisco de Quito, en el Centro Histórico. Estuvieron acompañados por la ministra de Patrimonio de Ecuador, María Fernanda Espinosa, entre otras autoridades.
Los príncipes tuvieron la oportunidad de conocer de primera mano el impresionante resultado de la restauración de la iglesia, el claustro y el museo de San Francisco, costeado con fondos españoles.
Mientras un coro de franciscanos cantaba junto al altar, el heredero de la Corona española y su esposa recorrieron el templo, uno de los mayores tesoros artísticos del casco histórico de Quito, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco.
Los príncipes saludaron a jóvenes alumnos de la escuela taller de la cooperación española que ha participado en la restauración del conjunto y contemplaron las joyas escultóricas, pictóricas y de imaginería religiosa que guarda el museo de San Francisco, donde se aprecia el esplendor que alcanzó el barroco quiteño.
También mantuvieron un encuentro con la colonia española en Quito. En ese acto, Felipe de Borbón elogió en un discurso la capacidad de integración de los españoles en una «sociedad hermana cuyos ciudadanos comparten con nosotros una lengua y un acervo cultural y de valores comunes».
Hizo alusión a los problemas por los que atraviesa España, «una situación económica con grandes dificultades que nos preocupa seriamente», señaló.
Pero al mismo tiempo remarcó que ello no debe impedir que se vean «las oportunidades que se presenten para generar nuevos proyectos que nos ayuden a recuperar la senda del crecimiento y de la creación de empleo», contando para este propósito con Ecuador.
«España y Ecuador están unidos por un entramado de afectos, relaciones, acuerdos, proyectos e intereses comunes que en conjunto suponen un patrimonio de gran riqueza», puntualizó.