La Comisión de Investigación e Información Independiente sobre la Radioactividad (CRIIRAD, por sus siglas en francés) confirmó al diario Le Monde que, «desde hace varios días, el aumento de los niveles de radiación a 100, 200 e incluso 300 kilómetros de la central traduce el paso de masas de aire contaminado». Esta afirmación se basa en datos recibidos de tres centros de información oficial japonesa, situadas en Onagawa (120 km al noreste de Fukushima), Ibaraki (75 km al sur) y Tokio (230 al suroeste). Son medidas expresadas en microsieverts por hora (µSv/h). todos los relevamientos hechos por esta red dan, en diversos grados, tasas sensiblemente superiores a lo normal (que debe ser inferior a 0,1µSv/h) Estos datos informan acerca del nivel de exposición externa al cual se ven sometidas las personas que viven en esos lugares, aunque no permiten establecer su nivel de contaminación interna tras haber inhalado o ingerido los radioelementos presentes en el aire. Para ello, son necesarias informaciones adicionales pero, dice el CRIIRAD, «ninguna información ha sido publicada sobre la actividad volúmica (en Bq/por metro cúbico) de los radionucleidos presentes». Esto impide evaluar el riesgo real en el cual se encuentra la población y las precauciones que se deberían tomar. «Hemos podido acceder a mediciones realizadas por el Tokio Metropolitan Industrial Technology Research Institute sobre polvo atmosférico en la capital japonesa, en el barrio de Setagaya, que indican un volumen de actividad de yodo 131, yodo 132, cesio 137 y cesio 134, que no tienen nada de despreciable», dijo Corinne Castanier, directora del CRIIRAD. «Estos resultados son tanto o más preocupantes cuanto que Tokio no fue el sector más afectado por el paso de masas de aire contaminado (por lo que) imperativamente hay que disponer de datos sobre todas las áreas afectadas», agregó la especialista.