El más poderoso grupo de comunicación privada de Brasil y de Sudamérica, O Globo, reconoció como un «error» haber respaldado el golpe militar que derrocó al presidente constitucional Joao Goulart el 31 de marzo de 1964 y que instaló una dictadura hasta 1985.
El 'mea culpa' apareció en la página web de O Globo el sábado, 49 años después del golpe y 28 después de la redemocratización del país.
El arrepentimiento ocurre dos días después de que manifestantes que reclamaron una nueva ley de comunicación arrojaran estiércol en la puerta de la sede de Globo en Río de Janeiro al grito de «La verdad es dura/Globo apoyó a la dictadura».
En el editorial, O Globo –brazo impreso del grupo mediático organizaciones Globo, acusó a sus competidores Estado de Sao Paulo y Folha de Sao Paulo de también haber dado el apoyo civil a la dictadura. O Globo reconoce una línea de oposición a los dos presidentes laboristas Getulio Vargas y Joao Goulart que había tenido Brasil antes de Luiz Lula da Silva y Dilma Rousseff, de los cuales es un feroz opositor.
El imperio fundado por el ya fallecido Roberto Marinho hace 88 años con una controvertida sociedad con la estadounidense Time-Life le debe a la dictadura un crecimiento desenfrenado que lo convirtió en la cuarta cadena de noticias y entrenamiento del mundo.
«Hace muchos años, en discusiones internas, las Organizaciones Globo reconocen que a la luz de la Historia, el apoyo a la dictadura fue un error», dice el editorial del diario más importante de Río de Janeiro y el segundo en ventas, detrás de Folha de Sao Paulo.
O Globo sin embargo alerta que la decisión tomada por el grupo de comunicación famoso por dirigir los asuntos nacionales en la excelencia de la realización de novelas se produjo durante la «división ideológica de la guerra Fría» y «por el temor de otro golpe del presidente Jango Goulart». Goulart había regresado de la China comunista de Mao Tse Tung y propuso un ciclo conocido como 'reformas de base', en el que le dio un impulso a la reforma agraria.
La derecha brasileña, con el apoyo explícito de la embajada estadounidense y el entonces presidente norteamericano Lyndon Johnson –según revela el documental Dossier Jango, aparecido esta semana en los cines- no podía «perder Brasil» para el mundo comunista. O Globo dijo que pese a aceptar la dictadura, cobijó durante dos décadas a periodistas de izquierda perseguidos por el régimen en la redacción de sus productos impresos, radios y televisoras.
El arrepentimiento de O Globo, reconoce el editorial, está influenciado por las megamanifestaciones de junio. Además de reclamar a las autoridades, los poderes establecidos fueron objetados en las calles del «Junio Brasileño». Varios periodistas de los canales de Globo –grupo que considera un ataque a la libertad de expresión el proyecto de una nueva ley reglamentaria sobre propiedad mediática- fueron abucheados y expulsados de las coberturas de las manifestaciones.
«Desde las manifestaciones de junio, un coro volvió a las calles: La verdad es dura, Globo apoyó a la dictadura». De hecho se trata de una verdad y de una verdad dura.
El mea culpa finaliza: «A la luz de la Historia, no hay por qué reconocer hoy que el apoyo fue un error, así como otras decisiones tomadas por aquel equívoco original. La democracia es un valor absoluto y cuando está en riesgo sólo puede ser salvada por sí misma».