Quito, (EFE).- Un examen de ADN ha concluido que los restos exhumados el año pasado en un cementerio de Quito no son de los hermanos colombianos Santiago y Andrés Restrepo, desaparecidos en 1988, informó hoy el fiscal general del Estado de Ecuador, Galo Chiriboga.
Con ello se ha frustrado otra esperanza de conocer el destino de los jóvenes, quienes según la investigación presuntamente fueron encarcelados sin fundamento legal, torturados y asesinados por agentes de la Policía ecuatoriana.
Flanqueado por Pedro Restrepo, el padre de los jóvenes, Chiriboga hizo públicos los resultados de la comparación del ADN de los restos exhumados en el cementerio de El Batán y del ADN facilitado por el propio Pedro y una tía.
“Los perfiles genéticos no corresponden a un hijo genético de don Pedro Restrepo”, dijo Chiriboga, quien afirmó que la Fiscalía continuará con la investigación en cementerios y otros lugares donde se sospeche que puedan estar los cadáveres de ambos.
“Siempre fuimos muy escépticos sobre que (los restos) fueran de uno de nuestros hijos”, confesó Pedro Restrepo, porque durante los casi 25 años que llevan buscándolos ha habido muchas versiones sobre lo que les ocurrió, según argumentó.
“Queremos encontrar la verdad total, los restos de estos niños”, insistió.
Durante la investigación, la Fiscalía solicitó los protocolos de autopsias de los cuerpos que llegaron a la morgue de la Policía entre enero y marzo de 1988, puesto que los jóvenes desaparecieron el 8 de enero de ese año tras ser detenidos.
No obstante, la Policía le ha informado que esos documentos “no aparecen”, pese a que sí cuenta con esos protocolos de antes y después de ese período, explicó Chiriboga.
“Evidentemente hay una política de ocultar información por parte de las autoridades”, afirmó el fiscal.
En esa época, la Policía tenía la obligación de tomar huellas y fotos de los cuerpos, y realizar el protocolo de autopsia para descubrir la causa de la muerte, dijo.
Chiriboga aseveró que la Fiscalía investigará a las personas responsables por esa presunta ocultación, “aunque sean mandos de la Policía”, dado que los crímenes de lesa humanidad no prescriben según la legislación ecuatoriana.
El fiscal señaló que en aquellos años, cuando gobernaba el presidente de derecha León Febres Cordero (1984-1988), ya fallecido, hubo una política “de Estado” para ocultar “los hechos que se investigan” ahora.
También apuntó que fue un “acto irregular” el enterrar a una persona en un cementerio sin un protocolo de autopsia, como al parecer ocurrió con el joven desconocido cuya osamenta se exhumó en El Batán.
Los expertos de la Fiscalía concluyeron que el cadáver, que se desenterró en diciembre de 2011, es de un varón de entre 11 y 14 años.
Los resultados fueron confirmados por forenses colombianos y peruanos, cuya conclusión solo varió en que los peruanos afirmaron que el hombre era menor de 14 años, sin especificar un rango de edad más estrecho.
Tras recibir sus informes, la Fiscalía hizo la comparación con el ADN de la familia Restrepo esta misma semana, dijo Chiriboga.
La investigación del caso se reabrió el febrero de 2011, explicó el fiscal, por orden del presidente de Ecuador, Rafael Correa.