Ecuador inaugura este viernes en Cuenca la primera carpa de su Circo Social, un proyecto que, a través de las risas, malabares, piruetas y equilibrio, entre otras artes circenses, busca rescatar a niños y jóvenes en situación de vulnerabilidad.
Unos 19.000 niños y jóvenes de escasos recursos, que viven en las calles o que están en riesgo de hacerlo por difíciles condiciones en sus hogares, han tenido vinculación con el proyecto, que comenzó hace año y medio y que tiene como padrino y mentor al Cirque du Soleil de Canadá.
Julio Bueno, a cargo del proyecto, cree que el Circo Social es «una herramienta de intervención social a través de las artes circenses» y comenta que menores que antes estaban en la calle, expuestos a peligros, han encontrado en el proyecto una mejora en su calidad de vida.
En el marco del proyecto, los muchachos reciben ayuda psicosocial. «Los formamos en valores, les damos autoestima, seguridad, trabajan en equipo», dijo Bueno a Efe al señalar que, por ejemplo, al hacer la pirámide humana, el que va arriba «tiene que confiar» en el que está abajo.
«Son valores que no tienen en la calle porque los perdieron; solidaridad, autoestima, orgullo de pertenencia, consecución de objetivos, los van fomentando a través del trabajo en el Circo Social. Les estamos dando herramientas para la vida», opinó.
Se ha formado a los menores en prácticas circenses: malabares, acrobacia, equilibrio, técnicas especializadas de circo, interpretación, improvisación, movimiento, ritmo, puesta en escena, entre otros.
Gracias a un trabajo conjunto entre el Estado y los municipios, profesores de artes circenses y trabajadores sociales han unido sus esfuerzos para hacer el seguimiento del progreso de cada menor en el proyecto que hoy mismo se materializa con la inauguración, en Cuenca (sur), de la primera de las seis carpas que prevén abrir este año.
A ésta le seguirán carpas en Loja, Tena, Quito, Guayaquil y Manta y en cada una de ellas se invertirán alrededor de 1,2 millones de dólares en infraestructura y equipamiento.
Hoy ofrecerán un espectáculo con 75 personas en escena, 22 de ellos jóvenes de Quito y Cuenca y el resto representantes de circos de China, Brasil, Argentina, Rusia, Chile, Venezuela, México y Canadá.
Habrá demostraciones de equilibrio, trapecio, malabares, contorsionismo, platos chinos, clown y otras artes circenses bajo el techo de la carpa que tiene sesenta metros de diámetro y aforo hasta para 1.800 personas.
La carpa, que tiene un circuito cerrado de televisión, queda instalada indefinidamente, y es un «centro cultural», según Bueno pues se prevé que a futuro se use en exposiciones y ferias.
Posteriormente, el lugar también se podrá rentar para eventos de empresas públicas o privadas a fin de que sea sustentable, dijo Bueno que apeló así a la «responsabilidad social» de las entidades.
En su opinión, el Circo Social es un «gran reto» en Ecuador pues aunque experiencias similares se repiten en otras latitudes, Bueno afirmó que es la primera vez que se desarrolla a nivel estatal, bajo la batuta de la Vicepresidencia.
Pero el vicepresidente de Ecuador, Lenín Moreno, quiere abrir más el abanico artístico y poner música al circo social, por lo que trabajan para implementar orquestas sinfónicas y coros integrados por 200 niños y jóvenes con o sin riesgo.