Los países de América Latina que han sido afectados por las empresas transnacionales se reunieron ayer en Guayaquil para diseñar un mecanismo que les favorezca e impida los abusos de las compañías. Es una cuestión primordial para la diplomacia ecuatoriana debido a las querellas interpuestas por las petroleras Chevron y Occidental (OXY).
El evento fue inaugurado por el canciller Ricardo Patiño. Allí presentó la propuesta ecuatoriana para que existan estándares comunes en la región que eviten que las transnacionales negocien independientemente con cada Estado. Esa relación bilateral ocasiona que los países ofrezcan mano de obra barata y exenciones tributarias.
«Las transnacionales tienen la costumbre de quedarse con el país en donde les piden menos y así negocian. Están llevándose exageradas ganancias, eso es algo que tenemos que discutir para ver cómo enfrentamos esta negociación que es bilateral pero puede tener un respaldo internacional», enfatizó. Por ejemplo, el presidente Rafael Correa, ausente debido a una gira internacional, ha planteado un salario básico común para evitar la explotación laboral.
El vicepresidente electo, Jorge Glas, explicó la postura ecuatoriana. En ese sentido destacó la importancia de políticas comunes. «En la última década es cuando nacieron Alba, Celac, Unasur, el Banco del Sur, el Sucre y muchas conversaciones entre nuestros Estados que hemos decidido caminar con nuestros propios pies, para avanzar a nuestra independencia política… uno de esos ámbitos es éste, la relación con las transnacionales», explicó el canciller.
Y aclaró que a Ecuador le interesa mucho la inversión extranjera siempre y cuando sea «respetuosa de las leyes, que sea complementaria a la inversión nacional, que tenga disposición a transferir tecnología, que consuma la producción nacional y genere desarrollo».
«Hemos tenido graves problemas con las transnacionales porque cuando estas faltan a los compromisos adquiridos y los Estados tenemos que terminar los contratos nos someten a un arbitraje, que resulta ser una ofensa y por eso estamos reunidos para poner esto en orden», aclaró Patiño.
El funcionario se refería a los procesos interpuestos por Chevron y Oxy en esas cortes que han fallado en contra de Ecuador, que ahora está obligado a pagar millonarias indemnizaciones.
El reconocimiento de estos tribunales arbitrales surge con las firmas de los tratados bilaterales de inversión (TBI). Y ese fue uno de los puntos en que se centró la discusión. Ecuador presentó su experiencia en las renegociaciones efectuadas en el área petrolera.
Lo cierto es que desde hace algunos años la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) trabaja en la creación de un centro de arbitraje internacional. «Ya faltan pocos detalles para que este organismo empiece a funcionar», auguró Patiño.
Glas explicó el nuevo marco jurídico del país. Habló de la nueva Constitución que da soberanía sobre los recursos naturales del país lo que, señaló, beneficia al pueblo ecuatoriano porque permite obtener más regalías.
En la actualidad el número de arbitrajes internacionales se ha multiplicado y Latinoamérica es la región que más procesos acumula. Los fallos, en su mayoría, son en contra de los estados. Con ese antecendente, Ecuador convocó al foro para «corregir los desequilibrios en el Sistema de Comercio Mundial». De hecho el lema de la cita fue «Construyendo alternativas para los estados del Sur».
Los objetivos planteados para este primer encuentro son la creación de un frente común que coordine posiciones en los foros multilaterales de carácter global y regional, así como la discusión de acuerdos concretos para hacer respetar las legislaciones nacionales de los países, por encima de las decisiones emitidas por tribunales de arbitraje internacional.