El canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, rechazó la decisión de un tribunal de La Haya de desestimar la demanda del país para anular juicios ganados por la empresa petrolera estadounidense Chevron-Texaco en años anteriores.
En conferencia de prensa ayer, Patiño calificó de grave esa determinación del Tribunal Permanente de Arbitraje en esa ciudad holandesa, al señalar que ésta se va por encima de las autoridades judiciales ecuatorianas.
“Es lamentable esta situación, no solamente ha condenado al Ecuador por el retraso en la administración de justicia, sino que ha tomado la decisión de administrar y aplicar justicia directamente”, manifestó el titular.
El jefe de la diplomacia ecuatoriana expuso que comentó esta situación con los cancilleres que estuvieron presentes en la Reunión de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) en Cartagena de Indias.
“Ahora más que nunca es importante que la región suramericana tenga un sistema de solución de controversias y, felizmente, con la iniciativa ecuatoriana y con el apoyo de los demás países se está avanzando en este tema”, enfatizó.
Patiño señaló que esta decisión es imposible de aceptar a nivel internacional porque es considerar que la administración de justicia en el Ecuador no tiene validez.
“Es crear una administración de justicia supranacional que no se compadece con las normas internacionales”, apuntó.
Con esta decisión el país tendría que pagar 90 millones de dólares a Chevron, sin embargo esa compañía tiene una deuda millonaria pendiente por una demanda interpuesta en su contra por habitantes y colonos de la amazonía ecuatoriana.
La Chevron deberá pagar más de 18 mil millones de dólares por contaminar la Amazonía, al duplicarse la pena aplicada por un tribunal nacional luego de 18 años de haberse iniciado el litigio.
El conflicto proviene de la contaminación provocada por Texaco (comprada por Chevron en 2011) al derramar más de 18 billones de galones de desperdicio tóxico en la tierra y los ríos en el oriente de Ecuador, desde 1964 a 1990.
Como consecuencia, los pobladores de la región padecen las secuelas de la contaminación ambiental como enfermedades cancerígenas, alto porcentaje de abortos en las mujeres, entre otras afecciones, y daños a los ecosistemas y a sus culturas.