El presidente de EE.UU., Barack Obama, ordenó elevar las medidas de seguridad en las embajadas de su país en todo el mundo, tras condenar en «los términos más fuertes» el ataque perpetrado contra el consulado en Libia, que causó la muerte del embajador Chris Stevens y de otros tres ciudadanos estadounidenses.
En una declaración desde la Casa Blanca, en la que estuvo acompañado por la secretaria de Estado, Hillary Clinton, el mandatario prometió «justicia» por las víctimas mortales. Aseguró que «ningún acto de terror» hará que Estados Unidos «se rinda».
«Actuaremos para poner a nuestros diplomáticos bajo seguridad con el gobierno libio», dijo al señalar que se trabajará con ese país para «procesar a los responsables».
Los ataques se produjeron el martes tras manifestaciones de protesta contra un video realizado presuntamente por Sam Bacile, un israelí-estadounidense, en el que se critica el islam y se caricaturiza la figura del profeta Mahoma.
Previamente, un grupo de manifestantes había penetrado en el complejo de la embajada de EE.UU. en El Cairo, del que arrancaron la bandera estadounidense, también en respuesta a la cinta del que se habían transmitido extractos en un canal egipcio.
«Desde nuestra creación, EE.UU. ha sido una nación que respeta todas las religiones. Rechazamos todos los esfuerzos para denigrar las creencias religiosas de los otros. Pero no hay absolutamente ninguna justificación para este tipo de violencia sin sentido», sostuvo Obama.
El líder estadounidense proclamó cuatro días de luto en honor a la memoria del embajador Stevens y de los otros tres estadounidenses que fallecieron en el consulado en la ciudad de Bengasi.
Ordenó colocar a media asta todas las banderas estadounidenses en el país hasta el 16 de septiembre para recordar a las víctimas.
También prometió mantener su apoyo a Libia. Al igual que la jefa de la diplomacia estadounidense, el mandatario diferenció a los atacantes de la mayoría de la población, destacando que muchos libios trataron de ayudar a los diplomáticos durante el atentado y transportaron el cuerpo del embajador al hospital.
Mientras tanto, el Pentágono anunció el despliegue a Libia de una fuerza de marines especializados en la lucha antiterrorista, tras el ataque que fue condenado firmemente por la ONU y los aliados de Estados Unidos.
Se trata de unos 50 miembros de la Flota del Equipo de Seguridad Antiterrorista (FAST, por su sigla en inglés), que partieron de la Base Estadounidense de Rota, en el sur de España, con destino a Trípoli.
En tanto que las protestas contra la película se extendían en los países musulmanes, con manifestaciones ante las representaciones de Estados Unidos en Casablanca, Túnez y Jartum.