Las autoridades de Estados Unidos negaron haber instalado una «base de espionaje» en Brasilia, como había informado el diario O Globo, al publicar documentos del exagente de la CIA Edward Snowden, afirmó el canciller brasileño, Antonio Patriota.
Patriota aseguró en una audiencia pública en el Senado que el embajador estadounidense en Brasilia, Thomas Shannon, negó que su país hubiera usado una base en Brasil o haber contado con el apoyo de empresas brasileñas para labores de espionaje.
Shannon reconoció que los servicios de espionaje estadounidenses, actuando desde su propio territorio, registraron «metadatos» de comunicaciones telefónicas y cibernéticas de ciudadanos brasileños, según el canciller brasileño.
Esos metadatos consisten en números de teléfono, fecha, horario y duración de las llamadas y el tráfico de correos electrónicos, pero no su contenido.
No obstante, Patriota dijo que las aclaraciones dadas hasta ahora por Estados Unidos «no son suficientes» y anticipó que Brasil «irá más allá de la protesta inicial» realizada el pasado domingo.
Reiteró que el Gobierno brasileño se propone denunciar el caso ante las Naciones Unidas y no descartó coordinar una respuesta con otros países que han sido espiados o con interés en la protección de la privacidad en internet, entre los que citó a Europa Occidental y el grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).
Asimismo, dijo que no excluye la «hipótesis» de interrogar en otro país a Snowden, autor de la filtración sobre el caso de espionaje.
El ministro de Defensa, Celso Amorim, dijo en la misma audiencia que las autoridades militares de Brasil tampoco tienen «indicios» de que Estados Unidos usara una base en el país.
A instancias de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, se creó un grupo de trabajo con representantes de siete ministerios, con el objetivo de analizar el caso de forma urgente y proponer medidas.
El análisis de este grupo de trabajo servirá para que el Gobierno brasileño solicite «aclaraciones adicionales» al Gobierno estadounidense, según un comunicado difundido hoy por la Presidencia.
De forma paralela, la Policía Federal y la Agencia Nacional de Telecomunicaciones (Anatel) han abierto sendas investigaciones sobre el caso.
Amorim dijo que Brasil invierte «poco» en seguridad cibernética y opinó que «ningún país tiene capacidad para proteger todas las informaciones».
El espionaje de brasileños desató un escándalo después de que el diario O Globo publicara datos recolectados por Snowden sobre el supuesto programa de espionaje masivo aplicado por la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) en todo el mundo.