De acuerdo a cable Wikileaks, del cual diario El Espectador tuvo conocimiento, la aprobación de un acuerdo para el TLC de EE.UU. con Perú, antes que con Colombia, fue un mensaje al gobierno colombiano para que afinara su posición.
En plena época de negociaciones del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Colombia y Estados Unidos –tratado que fue firmado pero no ha sido aprobado por el Congreso norteamericano- el entonces embajador de ese país en territorio colombiano William B. Wood envió un completo balance socio político y económico a la Secretaría de Estado en el que hacía referencia a sus preocupaciones alrededor del tratado y otros asuntos económicos.
El 2005 fue un año excepcional, comenzó diciendo Wood, mientras continuaba con un balance de los alcances económicos de la administración Uribe durante ese año. Comentó por ejemplo que el gobierno estaba reordenando las metas de crecimiento económico, pues los resultados a final del año iban ser superiores a lo calculado.
Señaló que el buen comportamiento de la economía se basó en lo que llamó una ‘ola de inversión extranjera y doméstica, un crecimiento dramático en exportaciones, gran optimismo, y una amenaza reducida de seguridad’. Dijo que gracias al progreso en la lucha anti terrorista del gobierno Uribe se podía prever que la economía se iba a mantener en ascenso.
Sin embargo advirtió que el desarrollo rural continuaba retrasado a pesar de los más de 68 millones de dólares que había aportado su gobierno ese año. A juicio de Wood, eso era el resultado de casos de inseguridad y terrorismo, prácticas ilícitas en el manejo de la propiedad privada y una débil infraestructura en transporte.
Resaltó sin embargo el desarrollo rural en los departamentos que antes estaban dedicados a la producción de drogas, como el Putumayo, destacando el desarrollo de cultivos alternativos.
En un cable conocido por El Espectador, el embajador William Wood dice que todo esto constituía una base sólida para que Colombia lograra cumplir los compromisos para un tratado de libre comercio, pero, “como ocurre seguido” dijo, los perdedores potenciales del tratado resultaron quejándose con fuerza; frente a unos ganadores potenciales que se quedaron callados.
Esto, destacó, llevó a la administración Uribe a buscar concesiones especiales en agricultura y propiedad intelectual, aún en contra de los consejos de la embajada. Los negociadores Colombianos, entonces, intentaron lograr mejores condiciones para los empresarios colombianos y se endurecieron en las rondas posteriores con sus pares norteamericanos.
El resultado: El año 2005 había cerrado con un acuerdo concreto entre Estados Unidos y Perú. Colombia no lograba definir el TLC todavía. Wood advirtió que esperaba que el equipo negociador colombiano hubiese recibido el mensaje indicado para que en enero de 2006 retomaran las conversaciones con miras a llegar a un acuerdo y -seguramente- los negociadores nacionales se mostraran con menos ambiciones.
Por ello Wood le pidió a Washington a que diera su visto bueno al acuerdo de manera temprana y confió que una vez hubiese un acuerdo los “ganadores” comenzaran a trabajar en ratificaciones incluso durante la campaña electoral.
Hoy, cinco años después de ese mensaje, el acuerdo no ha sido aprobado por el legislativo estadounidense.