El aumento de la inflación por el avance de los precios de la gasolina y la caída de la producción en el sector de automoción en febrero son dos reveses económicos conocidos ayer para el Gobierno de Barack Obama.
El índice de precios al consumo (IPC) de EE.UU. aumentó un 0,4% en febrero, la mayor tasa en diez meses, en gran parte por la presión alcista de los valores del combustible, informó el Departamento de Trabajo.
Los precios de la gasolina, una de las principales preocupaciones de los estadounidenses por su impacto en la economía familiar, aumentaron un 6% en febrero respecto al mes anterior y fueron responsables del 80% del alza de la inflación. Obama ha reiterado en varias ocasiones que el aumento de los precios del carburante, que ronda ya los 4 dólares por galón (3,78 litros) se debe esencialmente a factores externos.
Entre ellos, el presidente, que se encuentra en pleno año electoral, ha citado las tensiones con Irán por su programa nuclear, así como el aumento de la demanda de crudo de países emergentes a más largo plazo.
Sin embargo, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, negó las informaciones de que Estados Unidos y Reino Unido han acordado una acción coordinada para hacer uso de sus reservas de petróleo y contrarrestar el aumento de los precios del combustible.
Por su parte, Obama recordó esta semana que es necesario aumentar la aportación de las energías renovables a la oferta energética y reducir lo máximo posible la dependencia del petróleo extranjero.
Los precios de la energía en términos generales aumentaron en febrero un 3,2%, después de que en enero se incrementaran solo un 0,2%. Pese a que los precios de la energía para el hogar se redujeron un 0,6%, esa caída fue superada por el peso en la balanza de la rápida subida de los precios del combustible.
Otro revés para la política económica de la Casa Blanca fue la caída repentina de la producción de la industria automotriz estadounidense en febrero, aunque la reducción del ritmo de sus fábricas se da tras un buen dato para el mes de enero.
La caída del 1,1% en la producción de vehículos en febrero contrasta con el aumento del 8,6% de enero, algo que, no obstante, fue corregido por el avance en la fabricación de electrónica y equipamiento eléctrico y energético. En términos generales la producción manufacturera aumentó un 0,3% en febrero, lo que supone la tercera alza consecutiva.
La Casa Blanca destacó que uno de los aciertos de la política económica de Obama fueron los rescates al sector del motor en 2009, lo que ha permitido que el primer fabricante automotriz estadounidense, General Motors (GM), vuelva a las ganancias y a contratar trabajadores. No obstante, en tasa interanual la producción del motor aumentó un 13,4%.
Las ventas de automoción se han moderado a comienzos de este año en Estados Unidos, mientras que la crisis en Europa ha afectado en gran parte la marcha de las principales marcas del motor estadounidense.
La administración de Barack Obama se ha propuesto como una de sus prioridades fortalecer la industria estadounidense para comenzar a exportar productos de alta tecnología, de energía renovables y ser líder en innovación para evitar que las empresas decidan externalizar a países como China puestos de trabajo.
Mientras tanto, la confianza de los consumidores en la evolución de la economía de Estados Unidos y su situación financiera personal bajó en marzo, por primera vez desde agosto pasado, debido al encarecimiento de la gasolina, informó ayer la Universidad de Michigan.
Según datos aún provisionales relativos a este mes, el índice que elabora esa institución a partir de encuestas bajó en marzo hasta 74,3 puntos, comparado con los 75,3 del mes precedente y muy por debajo de los 76 que pronosticaban los analistas.
Se trata del primer descenso en la confianza de los consumidores estadounidenses en siete meses, lo que se produce en medio de la preocupación por la escalada en el precio de la gasolina en el país.