Ernesto López, embajador argentino en Guatemala, declaró que la familia de Facundo Cabral, asesinado en este sábado, no viajará al país centroamericano y que los restos serán repatriados el martes.
La Agencia Télam informó que la esposa del cantautor, Silvia Pousa, sería la encargada de regresar el cuerpo, pero el funcionario expresó que ella y la familia está “muy dolida e imposibilitada”, por lo que la embajada se encargará de la repatriación.
Según el sitio web del diario guatemalteco Prensa Libre, faltan trámites por hacer y se estimó que el martes sería el día del traslado y que ya se tiene una reserva en un vuelo comercial, pagada por el gobierno de Guatemala.
Por el momento se desconoce si habrá actos oficiales en ese país para despedir los restos, aunque desde ayer rigen tres días de duelo nacional por la trágica muerte del cantautor.
El cuerpo de Cabral permanece en la morgue judicial de la capital guatemalteca, donde se le practicó la autopsia que determinó que el compositor falleció de un disparo en el lado izquierdo de la cabeza.
Cabral, de 74 años, fue asesinado en Guatemala durante un atentado cometido por un grupo de desconocidos que persiguió el vehículo donde viajaba hacia el aeropuerto junto con un empresario, a quien al parecer iba dirigido el ataque.
El cantautor argentino, exiliado durante la última dictadura y admirador del poeta estadounidense Walt Whitman, presentó dos recitales en Guatemala, el martes en la capital y el jueves en Quetzaltenango, ante miles de seguidores.
Cabral iba acompañado por su representante David Llanos, quien sufrió heridas muy graves, y el empresario artístico Henry Fariña. Los investigadores trabajaban en las pesquisas de que el atentado iba dirigido a Fariña y no a Cabral.
José Miguel Insulza, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), repudió “enérgicamente” el asesinato del cantautor argentino y dijo que la muerte de Cabral, “un gran artista de nuestra América, comprometido con las causas más nobles de sus pueblos, sólo puede ser entendido en el marco de la criminalidad irracional que agobia a la querida Guatemala y a otras naciones de nuestro hemisferio”.
Según el máximo representante de la OEA, “las versiones de que las balas asesinas no iban dirigidas a él sólo aumentan nuestra indignación, porque comprueban que nadie está hoy a salvo de la acción asesina de los sicarios, ni siquiera alguien cuyas únicas armas eran la música y la verdad”.
De acuerdo con Insulza, lo sucedido debe servir para “aumentar nuestra unidad y resolución de combatir a los clanes del crimen, principal amenaza de nuestra democracia, nuestra convivencia y nuestra cultura”.