La sociedad ecuatoriana tiene que responder a uno de los cuestionamientos, quizá, más polémicos de la contemporaneidad. Lo es, porque a pesar de que en el país existen grupos GLBTI y comunidades que apoyan las causas liberales, existe un yugo, también llamado moral, que rectifica la idiosincrasia patriarcal, conservadora, inmutable, y además existente en todos los estratos sociales. «Yo decido en mi cuerpo» era la premisa que defendía la Marcha de las Putas en Quito; «Mi cuerpo son mis reglas» plasmaron en carteles algunas asistentes. El interrogativo que surge a partir de hechos violentos atribuidos al machismo, es si realmente la libertad del cuerpo femenino es individual o de responsabilidad social.
Quienes apoyan la primera premisa son comúnmente mujeres solteras, o al menos fuera del matrimonio, miembros gays, lesbianas, bisexuales, transexuales, ateos, agnósticos, y personas de la extrema izquierda. Muchos han participado en la política y promueven la emancipación de género desde las redes sociales.
Ahora, quienes se oponen a esta manifestación, es decir, creen que el trato al cuerpo debe someterse a una crítica colectiva, son más bien personas que perteneces a alguna secta religiosa, y algunos sectores con afinidad a la derecha política. Ambos grupos ya se manifiestan en las calles con la finalidad de imponer su ideología y maniobrar las políticas públicas que impulsa el gobierno en torno al tema de los Derechos y Libertades.
Este sábado en protesta por la distribución gratuita de la píldora del día después, grupos que defienden los valores de la familia, harán un plantón. «Vas a permitir que le entreguen bombazos hormonales a tus hijos sin ni siquiera tu autorización?? TODOS los padres y madres de familia que estén preocupados por la distribución gratuita de la PíLDORA DEL DíA DESPUéS a niñas de 12 años asistan al plantón 10 am Plaza San Francisco de Guayaquil. 27 de abril». A través de Facebook, los organizadores difunden el evento.
Por otra parte, hay personas quienes no participan de ninguna manifestación y se sienten desconcertados por el debate que se ha generado hasta el momento. Gloria Ortiz es una mujer cuya crianza se vio influida por pensamientos de izquierda. Su madre habría decidido tener sólo una hija, por ello tomaba anticonceptivos que finalmente la dejaron estéril. En su casa jamás alguno fue a misa, y peor fue bautizado. Sin embargo, Gloria se encuentra confundida al generarse la controversia sobre la libertad de la mujer y el ejercicio de su cuerpo. Ella cree que los ecuatorianos aún no están preparados para hablar abiertamente del aborto ni de la anticoncepción. «En las farmacias quienes piden anticonceptivos y condones, lo hacen de manera callada, como si fuese algo ilegal» declara Ortiz. Por ello, a pesar de no tener muchos nexos con grupos conservadores, Gloria cree que lo que exigen las comunidades liberales es muy ambicioso para aplicarlo en esta sociedad.
Gloria tiene un dilema en apoyar a alguno de estos sectores, por ello prefiere mantenerse al margen y dejar el debate en manos públicas.
En esta semana, las plataformas webs de algunos medios de comunicación también dejaron un mensaje parcializado en torno a este debate. El telégrafo catalogó como una «marcha por igualdad de derechos» a la organizada el pasado domingo. Allí, cientos de mujeres ecuatorianas desfilaron por varias calles de Quito para condenar la violencia de género, el machismo y el «feminicidio».
Ortiz critica al título impuesto por el medio, porque «lo que se ha defendido allí es la libertad de hacer con el cuerpo lo que cada ser desee y por eso algunos sectores se han puesto en contra de ello».
Muchas mujeres estaban vestidas con atuendos cortos, al igual a la apariencia que decidieron adoptar las primeras marchas efectuadas en Canadá y Australia bajo el mismo nombre: «Marcha de las Putas».