El príncipe Guillermo y Catalina Middleton se dieron hoy el “sí” en la abadía de Westminster, en una ceremonia oficiada por el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams. Kate Middleton se convirtió en su alteza real, duquesa de Cambridge, título que se le concedió pocas horas antes de contraer matrimonio con el príncipe Guillermo, a quien se otorgó a su vez el título de duque de Cambridge. Los novios prometieron “amarse, confortarse y honrarse” en los votos matrimoniales que intercambiaron frente al altar. A Guillermo se le notó algo nervioso al momento de ponerle el anillo, una alianza de oro regalado por la reina, procedente de una mina del País de Gales, tal y como establece la tradición de la monarquía británica, a su ahora esposa. Sin embargo, a la novia, que lucía radiante, se le vio bastante serena. El arzobispo de Canterbury los declaró marido y mujer en una ceremonia, que duró alrededor de 45 minutos. Ante de la abadía de Westminster, ya en las primeras horas de la mañana se congregó una multitud. Mucha gente acampó incluso en el lugar desde hace días. Numerosas ciudades del Reino Unido amanecieron con vistosos colores para las fiestas previstas en sus calles. Hasta el metro de Londres sucumbió a la fiebre de la boda real al estar decorado con los colores nacionales: azul, blanco y rojo. El “tube”, tal como se conoce a la red de transporte suburbano reforzó hoy su dotación con trenes rápidos por las estaciones más importantes cerca de la abadía de Westminster y del palacio de Buckingham. Para garantizar la seguridad, en los tejados que rodean el templo fueron apostados francotiradores. La policía organizó una operación de gran envergadura para prevenir ataques terroristas o de pánico.