En 1997 se decretó como Día Nacional del Afroecuatoriano cada 2 de octubre. Según el último censo del Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC), la población afroecuatoriana es de 1’401.559, de la que el 49,3% es femenina y el 50,7% masculina.
La Comisión Nacional Afroecuatoriana (Conafro), que impulsa la Secretaría de los Pueblos, Movimientos Sociales y Participación Ciudana armaron proyectos con fines participativos y de descentralización, además del Plan Plurinacional para eliminar la discriminación racial y la exclusión.
Luz Marina Hogonaga, de 64 años, es originaria del valle del Chota, en la provincia de Imbabura, y vive en el barrio La Bota, en el norte de Quito, desde hace 36 años. “Todos somos hijos de Dios y todos somos iguales, entonces tenemos los mismos derechos”, sentencia Luz.
Cuenta cómo en la capital ella y su familia enfrentan el racismo. “Aquí en Quito, si me subo a un bus, las mujeres sujetan sus carteras; y si me acerco a preguntar una dirección, huyen”, revela.
De su parte Liliana Araujo, de 33 años, destaca que su mayor anhelo es que exista igualdad en todos los sectores. “No nos deben cerrar las puertas de un trabajo solo por ser de raza negra, ni tampoco cuando buscamos una vivienda. Por ser negros nos califican de vagos o ladrones, y no es así”. Aclara que quienes evidencian mayores actitudes racistas son los mestizos.
Juan Carlos Araujo, de 37 años, hermano de Liliana, afirma que la caminata afroecuatoriana prevista para el próximo 21 de octubre como parte de las actividades conmemorativas por el día de esta etnia, tiene como ejes exigir equidad.
Además esta marcha servirá para recordar un lamentable hecho ocurrido hace 10 años: “entonces un policía mató a una joven afroecuatoriana por defenderse de una presunta violación”. Araujo recuerda que sus primeros sucres los ganó cuidando carros y trabajando como payaso en un circo. Ahora es inspector de servicios en la Empresa de Agua Potable, donde no ha experimentado racismo.