Si en algo coinciden los «canillitas» es en que los diarios y revistas que abren sus portadas con la imagen de una mujer con «poca ropa» son los primeros en salir de la estantería.
Carlos Aguirre, vendedor de periódicos desde hace 10 años en el centro de Quito, considera que un diario se destaca por el impacto visual que provoca: «Todos los días me dejan más de 30 ejemplares y todos se venden. A la gente le llama la atención ver a mujeres con poca ropa o en posiciones sexys. También compran por los anuncios de servicios sexuales». Él se refiere a diario Extra, medio que se ha caracterizado por la información de crónica roja y sus portadas.
Mientras el diálogo avanza con Aguirre, un estudiante universitario de Derecho acude apurado a la estantería y toma la revista Soho, en cuya portada luce una dama «sexy». Visiblemente apurado, el comprador sostiene: «Cuando uno está soltero es imposible no prestar atención a este tipo de publicidad. Te llama la atención, te atrae, pero cuando tenía enamorada no ponía atención a estas cosas. Todo depende de la situación en la que me encuentre».
El artículo 71 de la recientemente aprobada Ley de Comunicación establece que los medios de comunicación están impedidos de difundir «publicidad engañosa, discriminatoria, sexista, racista o que atente contra los derechos humanos de las personas».Por esta razón, Ramiro Rivadeneira, defensor del pueblo, informó en días pasados sobre los esfuerzos y convenios interinstitucionales que han suscrito para identificar y analizar ese tipo de publicidad. «Avanzamos coordinadamente con el Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN) y el Consejo de Participación Ciudadana (Cpccs) para levantar un Observatorio de Medios que nos dará los insumos necesarios para tomar decisiones responsables y técnicas en el Consejo de Regulación», anunció el funcionario.
Los esfuerzos por regularizar el tema también se han gestionado desde lo local. Beatriz León, presidenta de la Comisión de Género del Municipio de Quito, planteó la necesidad de crear un observatorio de medios en la ciudad, pero con la vigencia de la ley la propuesta quedó subsanada. «Lo que se propuso en la Comisión de Género fue institucionalizar el observatorio. La propuesta se hizo el pasado 8 de marzo, pero ya estaba en marcha la aprobación del proyecto de ley cuya incidencia es nacional», señaló.
Pero más allá de los medios, la Alcaldía puso atención a la publicidad que cuelga de las tiendas de abastos, centros de diversión, paradas de buses y vallas colocadas en los sitios más transitados de la capital. Por ello, aprobó la Ordenanza Municipal 186 que en el artículo 2 numeral 244 prohíbe la difusión de publicidad que utilice al ser humano de manera que degrade su dignidad o vulnere los valores y derechos reconocidos en la Constitución, especialmente en lo referente a los niños, jóvenes, mujeres y grupos étnicos, culturales o sociales.
La disposición fue ejecutada en todo el Distrito Metropolitano y, por ejemplo, los posters de chicas semidesnudas fueron retirados. Gladys O. es propietaria de una tienda de abarrotes en el barrio San Juan (centro de Quito) y ratifica que durante los 20 años que lleva su negocio, la mayoría de empresas licoreras le han entregado carteles o calendarios con contenido sexista para que los exhiba en su tienda. «Quienes venían a dejar las cervezas siempre me daban un póster con una mujer casi desnuda o de espaldas. Hasta ahora solo una marca no ha renovado su imagen, mientras que las demás optaron por usar las de jóvenes bebiendo para ilustrar el nombre de la cerveza», contó la mujer de 50 años.
Para Enrique Sotomayor (30 años), quien ejerce la abogacía y siempre toma el bus en la esquina de la Av. Amazonas y Colón, la publicidad de un desodorante que «adorna» la parada de buses con la imagen de una mujer luciendo un escote y la frase: «¿Para qué edad estás hoy?», es una falta de respeto para el género femenino. «Con esas publicidades nos quieren hacer creer que las mujeres solo se acercan a uno cuando huele rico o que por usar ese producto todas caerán a mis pies. Eso es ridículo. Mejor deberían ofrecer mensajes positivos de respeto y galantería», comentó.