El subsidio a los campesinos pasa por un análisis profundo. Montos, productos y procesos son discutidos por la agrupación Diálogo Rural, liderada por el experto Manuel Chiriboga. En el proceso está inmersa la subsecretaria de comercialización del Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap), Carol Chehab.
La última reunión fue en la Junta de Riego América Lomas, el miércoles último. Allí se avanzó en varios puntos: el monto, formas de entrega, limitaciones. Se planteó que los beneficiados sean los arroceros de hasta 30 hectáreas y que las juntas de regantes, que tienen catastrados a sus usuarios, formen parte del proceso.
Ese análisis lo hicieron José Orellana, Ana Lema y Tulio Reyes, industriales; Eduardo Ledesma, dirigente bananero y productor de arroz; Washington Núñez, Julio Carchi, Manuel Mesías, Ingrid González, Milton Solórzano, de la Asociación Ecuatoriana de Juntas de Riego; Javier Icaza, exsubsecretario; Ney Barrionuevo, Rafael Guerrero y Cristian Marlin, consultores.
Uno de los planteamientos fue que el plan se aplique, en el caso del arroz, para 10 mil hectáreas, que el pago sea a través del Banco Nacional de Fomento o que se puedan usar tarjetas de débito para lo cual se está negociando con Pacificard. El kit que se pretende entregar es más completo, pues incluye semillas y otros insumos.
Será un plan piloto para los campesinos que tengan tierras con riego y drenaje.
Javier Icaza plantea un rendimiento adicional de una tonelada métrica más por hectárea con el proyecto. Esto es, 10.000 toneladas métricas más. Pero algunos no creen que será tanto, pero que 0,5 tm más significará una ganancia importante en productividad.
En la reunión en América Lomas, de Daule, se planteó además que los gremios con buen historial de conducta se hagan también responsables del proceso, pero que sea un sistema diferente al de la urea, porque «cuando hay subsidio hay corrupción», según Diálogo Rural.
Las juntas quieren colaborar. Pero, según plantean Julio Carchi y Washington Núñez, de Daule y Babahoyo, el proceso debe ser completo: que estos gremios tengan apoyo para la producción se semilla certificada y para realizar análisis de suelos. «De nada sirve tener insumos, semillas y urea, sino no sabemos lo que requiere el suelo en nutrientes», anota Carchi.
Son ya seis reuniones, incluso con gente de universidades. Como gremio, «después vamos a ir con la comercialización, con crédito y facilidades. La idea es que los costos no sean tan elevados».