Un silencio informativo logró mantener el grupo Otecel, empresa formada por El Universo, El Comercio y Ecuavisa, frente a «uno de los mayores logros de su administración», como definió Sixto Durán Ballén, al negociado de la concesión de la telefonía móvil en 1993.
Tal como dio a conocer la noche de este miércoles el Gobierno Nacional, en ese período se presentaron algunos oferentes para dicha negociación pero, sorpresivamente, en un grupo estaban asociados El Universo, El Comercio y Ecuavisa, quienes lograron dicha concesión dada la aparente amistad que estos medios habrían tenido con el poder político de entonces.
Sin embargo, no todo fue tan beneficioso para el Estado: nunca se informó a la ciudadanía que las empresas Conecel y Otecel de los diarios El Universo, El Comercio y Ecuavisa se habían comprometido a pagar al Estado dos millones de dólares cada uno por la concesión; y que en los años siguientes, el pago de los derechos que le correspondía al Estado por la concesión sería de valores crecientes en relación al monto de la facturación.
Esto habría significado un negocio redondo para el grupo, pues significaba apenas dos millones de dólares por explotar el negocio de la telefonía celular en el país, que en sus inicios contemplaba cobro de doble vía: quien llamaba y quién recibía llamadas.
Esta situación fue ratificada en un estudio publicado por el Centro de Investigación de la Información, en octubre de 2007, que aseguraba que para acceder a los contratos, ambas operadoras pagaron apenas dos millones de dólares comprometiéndose a pagar anualmente un porcentaje de facturación en bruto durante los 15 años que duraba la concesión, entregada a tres medios de comunicación.
Adicionalmente, se observó que en la negociación inicial de la interconexión con las redes de Andinatel S.A y Pacifictel S.A, se otorgó a las empresas de telefonía celular una tarifa por el tráfico que resultaba oneroso para las empresas estatales.
Además, los cargos iniciales de interconexión de la operadoras fijas estatales hacia las móviles fueron de 0.23 centavos por minuto desde 1993 hasta 2005. Esto habría causado un eventual perjuicio que no ha sido calculado aún.
De igual forma, se investigó que los volúmenes del tráfico se mantuvieron en secreto por ser parte de acuerdos comerciales. Y aunque la norma exigía renegociar cada dos años, durante ese lapso nunca se hizo.
En este sentido, los grandes medios de comunicación propietarios de Otecel limitaron su información. El 28 de agosto de 1993 diario El Comercio titulaba en primera página: «Servicio social con telefonía», pero no se decía nada de las condiciones, montos y, peor aún, que los accionistas eran los dueños del mismo diario.
Otecel, empresa formada por El Universo, El Comercio y Ecuavisa firmaron la concesión pero nunca dijeron nada en sus páginas. Los propietarios de estos medios, al menos los impresos, prefirieron no publicar su flamante negocio y muy pocos ecuatorianos lo conocieron.
Pero si la oferta la hubiese ganado un grupo no afín a los medios de comunicación, el silencio informativo no habría sido el mismo.
Por eso queda claro que no es la primera vez que estos medios de comunicación se unen para formar sociedades empresariales. Los grupos Pérez, Alvarado Roca y Mantilla, son dueños y tienen vínculos con otros medios importantes en el país.
El Universo, El Comercio y Ecuavisa, hoy mantienen silencio informativo sobre este negociado de la telefonía celular, del que no publicaron nada en esa época.