Un empate con Manta (0-0) bastó para que los millonarios se tornaran inalcanzables para sus escoltas y evitaran jugar finales al adueñarse de la segunda etapa del certamen, como lo hicieron de la primera.
La corona número once llegó luego de varias campañas en las que Emelec estuvo cerca de ser campeón y al final se quedó con las manos vacías.
No hubo vuelta olímpica, pero sí alegría. No se entregaron medallas ni trofeos, sí abrazos y la ratificación de que son el mejor equipo de Ecuador. Todos los rituales y premiaciones destinadas al monarca se postergan hasta el próximo domingo, en el estadio Capwell, cuando mida al Deportivo Quevedo.
Emelec retornó a la cima y otra vez sus seguidores, orgullosos, se familiarizan con la vieja costumbre de celebrar. Ayer, muchos de ellos se unieron a sus ídolos para agradecerles en el Reales Tamarindos, pero la fiesta está por venir.