El camino por detener a todo aquel que filtrara información sobre los sistemas de espionaje se implementó desde mucho antes del 2009 en EE.UU.
Dennis C. Blair, quien fue director nacional de Inteligencia en 2009, dijo que en su época coordinaban una estrategia «agresiva» para castigar a la persona que filtre información de seguridad nacional.
Esas declaraciones las recogió ayer The New York Times. Blair señaló que desde ese año tenían la esperanza de conseguir a alguien y hacer que las personas se den cuenta de que hay consecuencias de las filtraciones y detenerlos.
Según ese medio de comunicación, en los últimos cuatro años los expedientes muestran 153 casos, que habrían sido remitidos al Departamento de Justicia, sin sentencia.
En una serie de llamadas telefónicas y reuniones, Blair y el fiscal general, Eric H. Holder, habrían formado una estrategia más agresiva para castigar a cualquier persona que haya filtrado información de seguridad nacional que, según ellos, ponía en peligro los métodos y las fuentes de inteligencia.
El soldado Bradley E. Manning fue apresado en mayo del 2010, en Bagdad. El Ejército de ese país lo acusa de haber filtrado el video conocido como Asesinato Colateral (Collateral Murder) y los documentos secretos que derivaron en las publicaciones de los Diarios de la Guerra de Afganistán el 25 de julio de 2010 y de los Registros de Guerra en Iraq el 22 de octubre de 2010, además de la filtración de los cables diplomáticos en WikiLeaks.
La acusación a Manning se consolidó cuando el hacker colomboestadounidense Adrian Lamo lo delató como el autor de las filtraciones, pues en una conversación, vía chat, Manning le habría dicho que consiguió cables de guerra secretos referidos a las invasiones en Medio Oriente. Por estas razones, el soldado fue acusado formalmente por el Pentágono, encarcelado en Kuwait y trasladado a una prisión militar.
La semana pasada, la juez militar a cargo del caso de filtraciones a WikiLeaks se negó a retirar el cargo de «ayudar al enemigo» que pesa contra Manning. La decisión implicaría que de ser considerado culpable podría ser condenado a cadena perpetua en el juicio militar que se le sigue en las afueras de Washington.
Según The New York Times, la administración Obama ha hecho todo lo posible para definir las consecuencias, con un enfoque agresivo en las fugas y filtraciones que ha llevado a más del doble de juicios de todas las administraciones anteriores juntas. Se llevó a una victoria legal importante el viernes, cuando un tribunal federal de apelaciones aceptó el argumento del Departamento de Justicia, que definió que la Primera Enmienda no protege a los periodistas de no revelar las fuentes de sospecha de información.
«Alguien dijo finalmente esto tiene que parar», dijo John D. Negroponte, exdiplomático y director de Inteligencia Nacional en el gobierno de George W. Bush. «Tal vez si hay más juicios, lo hará», exclamó.
Los cargos contra Edward Snowden, el excontratista de la Agencia de Seguridad Nacional, son el séptimo caso de la Fiscalía relacionado con filtraciones. El próximo caso que podría ser dirigido a nivel superior es el de James E. Cartwright, un general retirado que fue vicepresidente del Estado Mayor Conjunto. Cartwright ha sido identificado como foco de una investigación por la revelación de información clasificada de ciberataques liderados por EE.UU. al programa nuclear de Irán.